René Salamanca nació el 9 de julio de 1940 en Laspiur, provincia de Córdoba, cerca de la ciudad de Las Varillas. Después de la muerte de su padre, se mudó a Sacanta. Cursó sus estudios secundarios en la escuela Dalmacio Vélez Sarsfield en Las Varillas y estudió en la Escuela de Artes y Oficios en San Francisco. A los 17 años, comenzó a trabajar como tornero en diferentes subsidiarias de empresas automotrices. Al año siguiente, con 18 años, se enamoró de Olga, con quien se casó y fue padre de dos hijos: José María y Paola.
Unos años más tarde, se mudó con su familia a Córdoba y participó activamente en la Unión Obrero Metalúrgica (UOM), donde se desempeñó como delegado gremial. Fue parte de la agrupación Felipe Vallese, y se afilió al Partido Comunista Revolucionario en 1968, donde llegaría a ser miembro del Comité Central y de la Comisión Política. Posteriormente ingresaría en la fábrica automotriz IKA Renault y se afilió al SMATA, el mayor sindicato industrial del interior del país.
Una pieza clave en el movimiento combativo
En su tiempo como trabajador de la planta de Santa Isabel de IKA-Renault, René lideró la creación de la Agrupación Clasista «1ro de Mayo», con el objetivo de ganar la conducción del sindicato. Tras la derrota de la toma y la larga huelga del SMATA a mediados de 1970, René impulsó la formación del Movimiento de Recuperación Sindical (MRS) y la Lista Marrón del SMATA. Esta coalición incluyó a obreros de diversas corrientes ideológicas y políticas, y ganó la dirección del sindicato en las elecciones de abril de 1972, derrotando a la lista oficialista liderada por Mario Bagué, heredero de Elpidio Torres.
Como líder sindical, René Salamanca abogó por la idea de que los sindicatos debían convertirse en herramientas capaces no solo de luchar por los derechos laborales, sino también de participar en la lucha política y revolucionaria de la clase obrera. Para lograr esto, consideró que era esencial fortalecer los cuerpos de delegados y las comisiones internas, que podrían convertirse en órganos de poder revolucionario.
Salamanca entendía que los dirigentes sindicales no debían ganar ni más ni menos que un obrero en la fábrica. Además, impulsó la práctica de combinar el trabajo de dirección con el retorno periódico a la producción, para que quienes cumplen funciones gremiales estén ligados con los trabajadores en la línea de producción.
Esas convicciones, que llevó a la práctica durante la gestión de la Lista Marrón en el SMATA, le permitieron ganarse el respeto de amplios sectores sociales y de los otros dirigentes combativos de la provincia. De esta manera se incorporó a la conducción de la CGT Córdoba junto a Atilio López (UTA) y Agustín Tosco (Luz y Fuerza), y posteriormente fue parte del Movimiento Sindical Combativo de la provincia.
En mayo de 1974, la Lista Marrón y Salamanca fueron reelegidos en la conducción del SMATA Córdoba, con un mayor porcentaje de votos que en 1972. A partir de entonces comenzaron una dura lucha por aumentos salariales frente al Pacto Social del gobierno peronista, y el aumento progresivo de la represión.
En 1974 Salamanca denunció los preparativos golpistas y llamó a defender el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón. Así lo manifestó en una carta abierta a sus compañeros obreros, donde decía: «yo propongo que los mecánicos, como en tantas otras ocasiones seamos la columna vertebral, los caudillos y el término unificador de la clase obrera y el pueblo de Córdoba contra el imperialismo, y concretamente ahora, contra el golpe de Estado amenazante».
El 8 de agosto de ese mismo año, el SMATA Córdoba fue intervenido por el SMATA Nacional liderado por José Rodríguez, y Salamanca, con orden de captura, tuvo que pasar a la clandestinidad.
La firmeza de sus ideas quedaron manifestadas también en las cartas abiertas que escribió desde la clandestinidad a sus compañeros mecánicos: «siempre dije, compañeros, que es preferible perder el gremio a resignar nuestras reivindicaciones. ¿Para qué sirve un gremio si no para obtener triunfos? Esto lo recuerdo porque en el futuro, sin duda, a nuestro SMATA lo podemos perder muchas veces. Pero también estoy seguro que con la participación de todos lo vamos a recuperar tantas veces como lo perdamos, y vamos a triunfar sobre los enemigos de los trabajadores y de la patria, como lo señala nuestra tradición y nuestra realidad, nuestras convicciones y nuestra vida».
Sobre el secuestro
El 24 de marzo de 1976 ocurrió lo que René Salamanca venía denunciando desde el 74: las Fuerzas Armadas tomaron el poder y nuevamente el país era sometido a un golpe de Estado. Si bien en Argentina la represión a los movimientos populares iba en aumento, con asesinatos, torturas y desapariciones, nada se compararía con lo que estaba por ocurrir en el país desde aquella trágica madrugada.
Por su trayectoria y popularidad como uno de los principales referentes sindicales de Córdoba, Salamanca era uno de los primeros objetivos que tenía la represión en Córdoba. René fue secuestrado en la misma madrugada del 24 de marzo en su casa de barrio Sarmiento. Al ser uno de los primeros capturados, se dice que “inauguró” el campo de concentración más grande del interior del país, dónde mandaba Luciano Benjamín Menéndez: La Perla.
Son pocas las certezas que se tienen, tanto de René como de otros tantos detenidos desaparecidos que fueron secuestrados en esos primeros días de la dictadura. Se estima que pasó poco tiempo, quizás horas, hasta que fue finalmente ejecutado. Se sabe que fue alojado en “la oficina”, separada de “la Cuadra”, como se conoce al galpón donde alojaban a los secuestrados dónde estaba la mayoría de los secuestrados, ya que ningún otro detenido sobreviviente lo vio allí, pero sí escucharon diálogos donde se mencionaba su presencia.
En el marco de la «Megacausa La Perla-La Ribera-D2», algunos testigos mencionaron en el juicio haber escuchado su nombre de parte de los militares, quienes alardeaban haber capturado a un “pez gordo”.
Cecilia Suzzara, una de las sobrevivientes que declaró en el juicio a las Juntas Militares en 1985, mencionó que “a mediados del 1976 pregunté si me podían dar un libro. Estaba muy mal y por lo menos necesitaba distraerme con la lectura. Me alcanzaron el libro Papillon. Cuando me lo entregaron, me dijeron: ‘Cuidalo bien porque pasó por las manos del Chancho Salamanca’”.
Según los registros que se fueron consiguiendo, el propio Luciano Benjamín Menéndez, comandante del III Cuerpo de Ejército, llegó a La Perla el mismo 24 de marzo para entrevistarse con Salamanca. “Cuando lo buscábamos por las cárceles y comisarias, alguien dijo que no lo buscáramos más, que a René lo había matado directamente Menéndez, y es que su vida no tenía precio”, explicó María del Carmen Busleiman, cuñada de René, en entrevista a Infojus Noticias.
Condena a sus victimarios y homenajes a su persona
Los responsables del secuestro y desaparición de Salamanca fueron juzgados y condenados el 25 de agosto de 2016 en el marco de la «Megacausa La Perla-La Ribera-D2». El responsable directo de su muerte fue identificado Benjamín Menendez.
En el año 2011, en memoria de las víctimas de aquellos tiempos oscuros, la Municipalidad de Las Varillas junto con familiares y vecinos, decidieron homenajear a los desaparecidos de la ciudad mediante la creación de la Plazoleta de la Memoria. René Salamanca es uno de los homenajeados en dicha plazoleta.
Además, todos los años, la Comisión Permanente de Homenaje a René Salamanca, el PCR y diferentes dirigentes y organizaciones políticas de Córdoba, llevan adelante un acto en memoria al líder combativo en la plaza que lleva su nombre, frente a la planta Renault en el barrio Santa Isabel.