El discurso de Evita se realizó a casi un año del 17 de octubre y fue su primer viaje a la ciudad de Córdoba como primera dama ya que en Febrero de 1946 Perón se convirtió en Presidente de la República.
El discurso completo.
Mis queridos descamisados de Córdoba, profundamente emocionada ante este espectáculo magnífico de este pueblo argentino. Como una mujer de pueblo, no merezco este homenaje por lo insignificante que soy.
Vengo a traerles un gran abrazo de nuestro querido coronel Perón. No saben con cuánta emoción y cuánta gratitud siento en mis queridos descamisados por ese gran afecto que tienen en el coronel Perón. Como mujer de pueblo que soy, puedo afirmarles que sigan teniendo la misma confianza en nuestro coronel, porque siempre encontrarán en él a un descamisado que lucha y sueña y trabaja por ustedes. Cuando la incertidumbre haya llegado a sus corazones piensen que allá en la casa rosada hay un hombre que lucha y trabaja por ustedes y que tiene las puertas y el corazón abierto para todos ustedes. Por eso, porque sé cómo sueña y cómo los quiere el coronel Perón, es que estoy orgullosa de mi pueblo Argentino que tan feliz es y que con tanto cariño lo recuerda.
Pero yo como mujer les debo a ustedes una inmensa gratitud. No puedo olvidarme de los días del 8 de octubre al día 17 de octubre, que si había perdido como primera peronista del país a nuestro líder, también había perdido mi corazón. Y ese pueblo anónimo que tanto había sufrido, que tanto lo habían desprestigiado la oligarquía, aplastado y deprimido, salió a la calle a darle la libertad al coronel Perón.
Si bien es cierto que devolvió a la patria un patriota, me devolvió a mi como mujer a mi marido, que es lo más grande que tengo y lo único que tengo. Por eso es que profundamente emocionada le digo al pueblo Cordobés y a todo el pueblo de la república, que esta pequeña mujer hasta el último momento de sus días, trabajará por sus queridos descamisados. Trabajará como mujer de pueblo que sabe lo que es la incertidumbre, lo que es la pobreza, lo que es la miseria y trabajará como mujer agradecida a este pueblo valiente que le supo dar la libertad de su marido.
Ustedes pueden tener plena confianza que nuestro querido coronel hasta el último momento de su vida estará con sus queridos descamisados. Yo quisiera que todos mis descamisados fueran más felices, pero el coronel Perón está trabajando para ustedes y por eso tengo confianza en él, como tengo confianza en dios.
En esta gira de buena voluntad en que 25 dirigentes obreros me han acompañado, que es la comitiva mía, que es la comitiva del pueblo. Les traigo un obsequio muy pequeño, pero que se los traigo yo personalmente para darle toda mi ternura, todo mi cariño y toda mi gratitud. He recorrido toda la provincia y he sufrido enormemente, ustedes han visto en todo el dia de hoy y en el dia de ayer lágrimas en mis ojos, por que he visto a mis queridos descamisaditos, tan entusiastas, tan cariñosos para nuestro querido coronel y a todas las mujeres de Córdoba y a todos los trabajadores, no puede más que dejarles todo mi corazón de mujer agradecida y de mujer peronista.
Así como el amigo Freyre al referirse al 17 de octubre rindió homenaje al amigo de todas las horas, al coronel Mercante. Yo como la esposa del primer trabajador Argentino, también tengo que rendir homenaje a este hombre que a la hora de la desgracia, él y su pueblo únicamente estaban al lado del coronel Perón.
El coronel Perón tiene un lema, “mejor que prometer es hacer” y ha cumplido. La prueba es el secretario de trabajo y previsión, el compañero José María Freyre. Un auténtico trabajador en el cual todos los trabajadores pueden tener confianza, porque él sabe cuál es el dolor del taller y jamás los va a defraudar a ustedes.
Les prometo que estas giras serán más periódicas para estar en contacto con todos los trabajadores y con todos los descamisados y que la ayuda social mía se hará cada dia mas profunda y más activa, hasta que nuestro querido coronel haga de este pueblo uno feliz para que nadie necesite absolutamente nada y lo ganen todo con su trabajo.
Como Argentina, como peronista, como descamisada y como mujer, tengo una confianza ciega en nuestro coronel. Yo se que el nunca los va a defraudar, que él sueña y vive por ustedes, por eso les pido confianza y les pido que cuando la incertidumbre, como dije hace un momento, llegue a sus corazones, se acuerden que allá en la Casa Rosada tienen ustedes a su querido Coronel Perón.
A las mujeres cordobesas y a las mujeres de todo el país de la república les mando un abrazo fraternal de mujer de pueblo, que estoy con ellas de corazón. Esperando ser de lo más sutil posible y estando con ustedes en el dolor y en la alegría, les dejo un gran abrazo y también el abrazo que mi querido coronel les hace llegar por intermedio mío a todos los queridos descamisados de Córdoba.