Investigadores de la UNC elaboraron nuevos mapas que identifican los sectores con mayor probabilidad de presencia del Aedes aegypti en la ciudad de Córdoba. Con técnicas de machine learning, información satelital y datos de campo, el equipo del Centro de Investigaciones Entomológicas –liderado por Elizabet Estallo e integrado por el IIBYT (UNC–Conicet)– actualizó el riesgo ambiental para el vector que transmite dengue, Zika y chikungunya. La Municipalidad de Córdoba ya usa esta evidencia para planificar campañas de prevención y control.
Los resultados, publicados en The Journal of Climate Change and Health, muestran que el este de la ciudad, en particular el noreste, concentra las condiciones más idóneas para el mosquito, con focos adicionales en periferias del sur (este y oeste). Frente a los mapas de 2012–2013, la distribución actual aparece menos dispersa y más focalizada en sectores específicos.
El análisis identifica variables clave: número de habitantes, proporción de áreas construidas, cantidad de vegetación y temperaturas mínimas. Esta última es determinante: mínimas más bajas ralentizan el ciclo de vida, reducen la supervivencia y disminuyen la actividad de los adultos. A su vez, la densidad y tipología de viviendas brindan refugio y sitios de cría (recipientes artificiales), mientras que la vegetación ofrece alimento y regula el microclima, favoreciendo la persistencia del vector.
Es central distinguir que los mapas no miden circulación viral, sino condiciones ambientales para el vector. Córdoba sigue siendo región “epidémica”: el virus ingresa con personas infectadas desde zonas donde sí circula. Por eso, la conducta domiciliaria (evitar y eliminar recipientes que acumulen agua) sigue siendo el factor más dinámico para reducir criaderos. En política pública, la evidencia se integra al Programa Municipal de Zoonosis y a la “Mesa Municipal de Dengue”, que coordina acciones basadas en datos entre la Secretaría de Salud y la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC.





