Los sucesos del 19 y 20 de diciembre del 2001 son parte de nuestra historia más reciente: la crisis desató un levantamiento popular que terminó con la presidencia de Fernando De la Rúa, con la icónica imagen de la partida en helicóptero de la Casa Rosada. Sin embargo, previo a la renuncia, el gobierno de la Alianza sostuvo una brutal represión contra los manifestantes que dejó un saldo de 39 muertos y cientos de heridos.
En Córdoba fueron tres las víctimas fatales: Sergio Miguel Ferreira de 20 años, Sergio Pedernera de 16 y David Ernesto Moreno de tan solo 13 años. David vivía en barrio Villa 9 de Julio, en el noroeste de la ciudad de Córdoba. Había salido de su casa para jugar en la pelopincho de un amigo. Esa tarde, un grupo de vecinos comenzó a reunirse frente al supermercado que estaba a tres cuadras de la casa, creyendo que entregarían bolsones con alimentos. David fue con su amigo por curiosidad. Apareció la Guardia de Infantería de la policía y se produjo la represión, pero entre las balas de goma también se dispararon de plomo. Cinco de esos proyectiles hicieron impacto en la pequeña humanidad de David, uno de ellos, mortal, le dio en la nuca cuando huía.
La investigación judicial fue lenta. El principal acusado fue el policía Hugo Cánovas Badra, quien fue detenido y liberado en dos ocasiones. En 2009 la causa fue elevada a juicio y la Cámara 1ª del Crimen tardó siete años en realizar el debate oral, al que llegaron acusados Cánovas Badra, por el homicidio, y las policías Daniela Alejandra Adán y Laura Estela Freire, por falso testimonio.
El 25 de julio de 2017 fueron finalmente condenados: Cánovas Badra a 12 años y ocho meses de prisión por homicidio simple y lesiones graves, ambos delitos agravados por el uso de arma de fuego. Y también Adán, a dos años de prisión en suspenso. Freire terminó absuelta.
En el lugar de los hechos se erige un monolito que recuerda a David. Cada año, su familia lleva flores en su memoria.