El 2024 fue el año en que nació el Régimen de Incentivo para la Inversión y Exportación (RIGI), una iniciativa gubernamental que busca promover inversiones en sectores clave. Hasta noviembre, el saldo parecía alentador, con ingresos netos acumulados de USD 784 millones. Sin embargo, una importante repatriación de capitales del sector energético en diciembre revirtió esa tendencia, cerrando el mes con una salida neta de USD 695 millones, de acuerdo con BAE Negocios.
A pesar de ese resultado inmediato, el RIGI logró generar promesas de inversión por más de USD 10.000 millones a mediano y largo plazo. Entre los proyectos destacados se encuentran el oleoducto Vaca Muerta Sur y el desarrollo de un buque de licuefacción con horizonte de ejecución a partir de 2027.
Desde el Gobierno destacan el potencial del RIGI para atraer inversiones orientadas a la exportación. Sin embargo, especialistas advierten que mientras continúe el cepo cambiario, será difícil lograr una explosión de inversión masiva.
¿Cómo salir del estancamiento?
Según Emmanuel Álvarez Agis, director de PxQ, el verdadero despegue de la inversión solo será posible en un escenario sin restricciones cambiarias. En declaraciones recogidas por BAE Negocios, afirmó: “El desarrollo pleno de sectores como el agro, Vaca Muerta, la minería y el litio depende de la construcción de un puente hacia una salida exitosa del cepo”.
Por su parte, desde el colectivo Misión Productiva señalaron la necesidad de acompañar estos incentivos con políticas activas que fomenten encadenamientos productivos. De lo contrario, el riesgo es caer en una lógica de enclave, con baja generación de empleo y escasa integración con la producción local.
El difícil año para la inversión se dio en un contexto generalizado de recesión industrial. La actividad manufacturera cerró 2024 con una caída del 9,4%, la peor desde la crisis de 2002. Casi todos los sectores industriales se vieron afectados, desde la construcción —que registró una baja del 24,3%— hasta la producción de alimentos y bebidas, que sufrió una caída del 0,8% en el acumulado del año.
El sector automotriz y el textil tampoco escaparon al derrumbe, con bajas del 11,3% y el 17,1% respectivamente. Solo algunos rubros, como la fabricación de maquinaria y equipo, mostraron repuntes en diciembre gracias a la mayor comercialización de maquinaria agropecuaria y equipos de uso industrial.
El 2025 se presenta como un año clave para revertir esta tendencia. La implementación de políticas que incentiven la inversión privada y fomenten encadenamientos productivos será crucial para lograr una verdadera recuperación. Mientras tanto, el desafío del Gobierno será transformar las promesas de inversión en resultados concretos, potenciando el desarrollo económico y la generación de empleo.