Desde hace varios años, Urbano es uno de los principales dirigentes que tiene el movimiento obrero en la provincia. En 2012, después de varios años de carrera sindical, se convirtió en el secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica de Córdoba, derrotando a Augusto Varas. En 2022 se incorpora a la CGT Regional como parte de la comisión normalizadora designada por la conducción nacional, ante las irregularidades surgidas en la anterior gestión, convirtiéndose el pasado 30 de marzo en uno de los tres secretarios generales, junto con Ricardo López (ATSA) y Edgar Luján (Camioneros).
Urbano reivindica la organización gremial donde se formó sindicalmente: «de la UOM salieron baluartes, dirigentes fundamentales a nivel nacional. Yo creo que el más importante a nivel de la CGT fue José Ignacio Rucci, al cual llegué a conocer en un viaje que hicimos a Buenos Aires, donde estuve reunido con él. Pero ya sea con Lorenzo Miguel, con el ‘Lobo’ Vandor», o con quien hoy ocupa el cargo de Secretario General, Abel Furlán, la Unión Obrera Metalúrgica siempre ha estado ligada a la CGT, para mejorar la condición del conjunto de los trabajadores”.
Para conocer sus convicciones, pero también para interiorizarnos sobre su recorrido de vida, conversamos con uno de los referentes del sindicalismo cordobés por estos tiempos.
-Rubén, comentanos sobre tus inicios en el mundo laboral.
-Me estas pidiendo que haga mucha memoria, ¿eh? Bueno. Empecé desde chico en el colegio industrial, en los famosos ENET (Escuela Nacional de Educación Técnica), que en los 90 se cerraron todos. Yo estudié en el Colegio de Educación Técnica número 3 de Córdoba, donde di los primeros pasos en el oficio y me recibí como tornero y matricero. De ahí comencé un largo recorrido trabajando en talleres y fábricas grandes de Córdoba, siendo la última Equipamiento Científico Técnico, la cual dejó de producir y se dedicó únicamente a la comercialización, algo típico en los 90 cuando se empezó a abrir la importación a muchas industrias y les convenía traer productos de afuera, aunque casi no sirvieran en su momento.
La carrera gremial de Urbano, tal como el propio entrevistado afirma, inicia al sentirse, dentro de la fábrica, como un «reclamador de problemas”. El reconocimiento de sus compañeros frente a esas acciones, lo llevaron a convertirse en delegado de planta. “Yo creo que un delegado gremial es aquel que es muy generoso, pero sobretodo, muy solidario. Uno tiene que abrazar a sus compañeros y ayudarlos en los problemas gremiales que ellos tengan, o tratar de que sus derechos no sean vulnerados”, afirma Urbano.
El secretario regional de la CGT señala, además, que ha trabajado en varios establecimientos, siempre bajo el convenio colectivo de la UOM, y que se ha desempeñado en diversos roles dentro de la organización, como Secretario de Actas, de Organización, Administrativo y Adjunto. También menciona que, en un momento dado, la conducción del gremio no estaba haciendo bien las cosas, por lo que se formó una lista nueva que logró ganar las elecciones.
“A partir de 2012, se hicieron todas las obras que no se habían hecho”, explica, y relata algunos de los beneficios obtenidos durante su gestión, entre las cuales menciona la construcción de un SUM para 3.000 personas en el camping de Río Ceballos, 12 cabañas, un edificio de seis pisos en pleno centro y un polideportivo con pileta olímpica y canchas con riego propio. La idea, según el entrevistado, era devolver a los trabajadores todo lo que habían aportado a través de su trabajo y esfuerzo, y ofrecerles obras que les sirvieran en su día a día.
Esa trayectoria en la UOM lo catapultó a ser uno de los principales dirigentes a disputar una conducción regional de la CGT totalmente cuestionada.
-Tu llegada a la conducción de la CGT Regional se da en un proceso de tensiones donde se llama a una “normalización” o “intervención (según desde donde se plantee) desde la CGT nacional ¿Es así? ¿Cómo se da ese proceso?
-En Córdoba siempre quisimos estar dentro de la CGT. Pero quien ocupaba ese cargo, que sigue diciendo que es él el secretario, no realizó la elección de las secretarias como tiene que hacerse ni normalizó. No quiso escucharnos. Por eso nos fuimos de esa CGT, porque era algo trucho, no tenía consistencia, no era legal. No nos quiso escuchar, seguramente por beneficio personal, y lo antepuso al beneficio que podríamos haber tenido muchos gremios. Ante esa situación, lo que hicimos fue pedir la normalización a la CGT nacional, y ese proceso está en marcha. En ese proceso está Sanidad, Camioneros y la UOM, al frente de esa normalización, para darle una vida más formal.
Urbano, en cada oportunidad, vincula el presente de la central de trabajadores con la coyuntura política, y destaca la historia de la UOM en términos de representación obrera:
-Desde la UOM no podemos estar ajenos a lo que suceda políticamente. Este ámbito siempre ha sido muy politizado, y evidentemente nosotros lo entendemos. Incluso, uno de nuestros grandes dirigentes, como lo fue Lorenzo Miguel, solía repetirnos a menudo que nunca encontraríamos una solución gremial si antes no había una solución política. Primero, tenemos que buscar la solución política. Porque hoy por hoy se dice que es un gobierno peronista, pero lamentablemente sobran los dedos de la mano para contar los dirigentes gremiales que tienen en todos los escaños políticos. Eso significa que el movimiento obrero ha sido excluido, y eso es lo que no queremos. Queremos que se empiece a incluir. Porque si nosotros queremos una salida, una solución política, las soluciones se las tienen que dar los trabajadores dentro de la política. Por eso, es importante que trabajemos y nos dediquemos a pensar en qué cargos tenemos que ocupar dentro de la política para que de ahí empecemos a buscar las soluciones. Entonces, como dirigentes no podemos seguir mirando para un costado. Tenemos que meternos e incluirnos en eso, para poder darle el cambio que sea necesario. Puedo nombrarte algunos de los otros gremios que están, como camioneros, Luz y Fuerza, el gremio de Comercio, el gremio de Subte, el gremio del vidrio, los molineros, los gremios de fideos, y está Sanidad.
-¿Cuál es el rol, en este contexto, de “Las 62 Organizaciones”?
-Buena tu pregunta, porque primero hay que aclarar: el “Momo” Venegas, que encabezó “las 62”, tuvo una equivocación política.
Urbano se refiere a Gerónimo Vanegas, quien fue Secretario General de la Unión de Trabajadores Rurales y Estibadores desde 1993 hasta 2017, quién, además, encabezó la titularidad de las 62 Organizaciones Gremiales peronistas. Una de las principales críticas de amplios sectores del campo popular fue haberse alineado con Macri durante el gobierno de Cambiemos.
-Yo a Venegas no puedo discutirlo como peronista, porque ha sido y falleció siendo un gran peronista. Pero tuvo una equivocación, que llevó a la organización para el lado del “Pro”. La llevó en un momento que tendría que haberse discutido un poco mejor. Pero claro, “las 62” tenía los plazos vencidos. Él tomo el sello, la chapa, y lo hizo propio. Y no es la forma. Acá estamos viendo lo mismo, y no es la forma en la que tiene que hacerse. Acá hubo ya una “62” pero bien formada, dirigida por Horacio Saluso, con el aval de las organizaciones. Es importante que se constituya correctamente, porque es el brazo político de las organizaciones gremiales. Pero no podemos esperar a que se normalice a nivel nacional. Sería lo correcto, pero podemos avanzar.
-¿Qué tan lejos se está de la unidad?
-Y cuando uno avanza y cree que está muy cerca, por ahí da un paso en falso. Y se empiezan a descubrir un montón de intereses individuales que hacen que no se realice la unidad. Sería importante lograrla. Sería un sueño. Hemos hablado con todos los sectores, con todos los gremios, con todo el mundo, para que entiendan que es necesario para el trabajador, más que para el dirigente, tener una CGT unida. Y porque si somos muchos, somos más fuertes. Y es seguro que cuando golpeemos la puerta de algún ministerio, en la Casa de Gobierno, en la municipalidad, por las necesidades que puedan tener al trabajador, si nos ven dispersos evidentemente que no nos van a atender. Pero no es que sólo no tenemos la unidad en el movimiento obrero, sino que no tenemos ni siquiera la unidad en la acción. ¿Qué quiere decir eso? Que cuando un gremio realiza una movilización, ni siquiera estamos juntos para hacerlo. Y eso bueno, pasa el tiempo y se sigue dando vueltas y vueltas. Lamentablemente, algunos compañeros piensan que no es necesaria la unidad, piensan que se van a salvar por sí solos.
-Cambiando de tema, y analizando un poco la relación con el gobierno ¿Qué vínculo tienen con la provincia?
-Como peronistas, tenemos que tener un buen vínculo con el gobierno. De todas maneras, vemos dos modelos en los últimos 20 años, y podemos decir que el gobierno de Schiaretti no es lo mismo que el de De la Sota, por más que hayan compartido frentes. Con el gobierno del compañero De la Sota teníamos mucho mejor vínculo, mucha más relación. Nos atendía él personalmente, como también atendieron a la gente del campo, los productores y los sectores empresarios. En cambio, al gobierno de Schiaretti lo veo muy cerrado, por lo menos con el movimiento obrero. De hecho, el Ministerio de Trabajo, al que tenemos que acudir todos nosotros, continúa cerrado desde que empezó la pandemia. Entonces, esas cosas no ayudan, porque con un gobierno que no reciba al trabajador, o un ministerio que no atienda a los trabajadores, evidentemente se pone más difícil para nuestra lucha. No es fácil llegar a la política, no es fácil armar un partido político de los trabajadores y poder llegar al gobierno con eso. Pero tampoco tenemos que permitir que el movimiento obrero lo utilice el sector político para que le haga las pegatinas con los afiches o para que le pongan un cartel en algún lado. Algunas veces nos dijeron que lo único que había para el movimiento obrero era la brocha y el papel para pegar. Casi como una broma, pero obviamente que eso no tocó muy fuerte. Y eso es lo que tratamos ahora de cambiar. Porque quienes realmente tienen territorios y votos no son los políticos, sino las asociaciones gremiales.
-¿Desde tu lugar como dirigente sindical, qué visión tenes sobre el trabajo informal?
-Es importante dar una discusión sobre eso en todos los lugares, para que los compañeros vuelvan a incorporarse al mundo laboral. No se trata de representar «planeros», como mal se dice. Nadie quiere representar a trabajadores pobres. Queremos representar a trabajadores que tengan sueldos dignos y cuyo trabajo sea digno. Es necesario entender, como decía el General Perón, que cada trabajador debe ganar por lo menos lo que consume o debe trabajar por lo que consume. Evidentemente, aquí ya tenemos tres generaciones que no consiguen trabajo. Ya son padres con hijos y siguen todavía sin conseguir trabajo. Entonces, eso es lo que se trata de revertir primero: mediante políticas activas, se puedan crear fuentes de trabajo nuevas o que haya más fuentes de trabajo que hagan más producción para poder sacar el país adelante. Y ahí, yo creo que se terminaría todo esto de los «planes sociales» y la «economía popular». Yo creo que todos son trabajadores, todos tienen algo que demostrar y que hacer. Evidentemente, más allá del nombre que se tenga, el laburante tiene que tener una representación. ¿Y qué mejor que la CGT para poder representar a todos los trabajadores en forma general?