La Fábrica Argentina de Aviones (Fadea) paraliza su producción durante tres días en medio de una profunda crisis salarial y de financiamiento. Desde este lunes y hasta el miércoles, los 720 trabajadores quedaron licenciados, mientras crece la incertidumbre por la falta de fondos que debe enviar el Gobierno nacional.
La medida fue anunciada por la empresa el domingo por la noche, tras una semana de tensión marcada por protestas internas, reclamos gremiales y la intervención policial dentro de los hangares. Los trabajadores reclaman el pago completo de los sueldos de abril: hasta ahora solo recibieron una suma fija de $500.000 o el 30% del salario, en el caso del personal jerárquico.
Las autoridades de Fadea señalaron que la paralización busca “preservar la seguridad”, aunque la raíz del conflicto está en el retraso de los envíos de fondos por parte del Estado. La planta, que depende del Ministerio de Defensa, no cuenta con nuevos contratos con la Fuerza Aérea —su principal cliente histórico— desde febrero.

La falta de ingresos estatales afecta directamente la operatividad: tres aviones Hércules siguen varados y el IA-100B “Malvina”, desarrollado para entrenamiento militar, no pudo realizar su primer vuelo. Aunque hay convenios con empresas privadas, estos representan apenas un 20% del financiamiento necesario.
El conflicto en Fadea es una muestra de los efectos del ajuste sobre las industrias estratégicas. Mientras se acumulan deudas con proveedores y se detienen los proyectos, los trabajadores sostienen el reclamo por su salario y por el futuro de una de las plantas industriales más emblemáticas del país.