Desde hace un tiempo, el gobierno de Javier Milei suspendió el envío de fondos y alimentos a los comedores comunitarios en todo el país, y la situación alimentaria de miles de personas en situación muy vulnerable se agravó, en medio de la crisis social que atraviesa el país.
Esto llevó a que la semana pasada los movimientos sociales nucleados en la UTEP se manifestara frente al Ministerio de Capital Humano que conduce Sandra Petovello. La ministra se negó a resolver la situación con los líderes de las organizaciones sociales: «Chicos, los que tienen hambre vengan de a uno que les voy a anotar el DNI y los voy a ayudar, pero no a los referentes». Luego se instaló en la calle con una mesita de playa a esperar.
Ayer, miles de personas se acercaron a las puertas del Ministerio para pedir asistencia. La fila contra el hambre superó las 20 cuadras, sin embargo se llevaron una decepción, ya que Petovello no los atendió: “No los voy a recibir porque yo no los convoqué”.
Por la tarde, la ministra se mostró firmando un convenio de asistencia alimentaria con la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la Argentina (ACIERA), demostrando que el problema no es la intermediación. Por su parte, la iglesia católica emitió un comunicado advirtiendo que «cientos de miles de familias» en el país tienen problemas para «alimentarse bien» y afirmó que «la comida no puede ser una variable de ajuste», al mismo tiempo que instaba a asistir los comedores comunitarios.
La explicación del Gobierno para suspender la asistencia es que quieren mejorar el sistema, para que los comedores compren directamente la mercadería con una tarjeta en lugar de recibir provisiones enviadas por el Estado Nacional. Sin embargo, la situación es alarmante y de las partidas presupuestarias de los programas alimentarios se ha ejecutado el 0% desde la asunción de Milei. Ya son dos meses sin que los casi 50.000 comedores y merenderos reconocidos por el Estado, reciban la asistencia necesaria para funcionar.
Rafael Klejzer, referente del movimiento La Dignidad, señaló que “La gente que asiste a los comedores populares crece cotidianamente, entonces algunos comedores no daban abasto se transformaron en merenderos, y otros merenderos son ahora una olla popular de una vez por semana”. La cantidad de personas que asiste a los comedores cambia semana a semana. Natalia Zarza, referente socio-comunitaria de la UTEP y trabajadora en comedores, comenta que la situación es desesperante para algunos sectores de la sociedad. “Donde antes se daban 80 tuppers hoy se reparten 150, y cada tupper contiene más de una ración, pero la mercadería no alcanza. Estamos recibiendo gente en nuestros comedores que nunca antes vimos venir. Recibimos más gente que en la pandemia, porque a nadie le alcanza la plata para comer. No es una situación de personas sin trabajo o que hacen changas, sino de familias con empleo formal que se quedan sin dinero antes de fin de mes”.