En mayo de 1934, los medios de comunicación cordobeses dieron a conocer una noticia terrible: Ramona Moreno, conocida como “La Ramonita”, había sido asesinada a los 25 años por quien era su pareja, Raimundo Telésforo Morales. Lamentablemente, esta clase de noticias se repiten en Argentina habitualmente, pero este caso tiene una particularidad: es considerado el primer femicidio documentado del Siglo XX en la provincia de Córdoba. La ciudad se vio conmocionada ante el hallazgo del cuerpo sin vida en la zona de Güemes, y sus restos fueron enterrados en el Cementerio de San Vicente, un lugar que con el tiempo se convirtió en un sitio de veneración.
Aquel 10 de mayo de 1934, dos niños encontraron un cadáver en el fondo de un barranco al final de la calle Mariano Moreno. Rodeado de policías y bajo la mirada de decenas de vecinos apiñados, el cuerpo siguió recubierto de greda hasta que por fin llegó el juez y dio la orden de destaparlo. Apenas limpiaron, un agente la reconoció: era Ramonita Moreno. Nacida en una familia numerosa, Ramona había trabajado desde joven como empleada doméstica. A los 20 años, se casó con Juan Yañiz, pero la relación fracasó. Más tarde, inició una relación con Raimundo Telésforo Morales, quien se convertiría en su femicida.
El hecho conmovió a la opinión pública por el horror y la crueldad del crimen. La joven había decidido mudarse a Buenos Aires. Al visitar a su familia para buscar ropa, su madre le pidió que recuperara unos discos que le había prestado y que estaban en posesión de Morales. Ramona fue a su encuentro y nunca más se la volvió a ver con vida. Morales confesó el crimen, declarando que la mató “para que no fuera de otro”.
El lunes que siguió al femicidio de Ramonita fue cuando se prendió el primer fuego místico: una anciana del vecindario fue hasta la barranca y dejó una vela para aliviar el espíritu de la joven. A partir de entonces, lunes a lunes las velas se multiplicaron hasta crear en la hondura del barranco una imagen de intensa religiosidad, mientras se pintaba un titilante y conmovedor paisaje impregnado de olor a estearina. Todos los días se ofrendaban flores frescas y rojas, el color preferido de la difunta.
El culto por Ramonita se trasladó al cementerio San Vicente, donde fue enterrada. De a poco, su morada final se convirtió en un santuario. Los vecinos acuden a rendirle culto, pedirle ayuda y agradecerle favores concedidos. De esta forma, se transformó en uno de los espacios más visitados del lugar.

Andrea Salcedo Burdet es directora General de Cementerios de la Municipalidad de Córdoba. La funcionaria cuenta cómo la sepultura de Ramona Moreno es una de las más visitadas de San Vicente y que pasan por allí miles de personas cada año: “Normalmente vienen las madres pidiendo por sus hijos, para que terminen sus estudios, o adolescentes pidiendo por un amor no correspondido o para que les vaya bien en un examen”.
“La verdad es que con el paso de los años Ramonita ha pasado a ser realmente un punto de referencia en el Cementerio San Vicente. Contar su historia es muy importante, porque además nos abre las puertas para que sigamos la lucha por las mujeres que han sido asesinadas y desaparecidas”, reflexiona Andrea. En la tumba restaurada pueden verse frases de agradecimiento, pedidos de ayuda, regalos, los claveles rojos que eran los favoritos de la joven y, en ocasiones, una vela encendida en su memoria.
Gabriela Parra Garzón, directora del espacio ubicado en Av. Poeta Leopoldo Lugones 401 (Centro Cultural Córdoba), cuenta: “Tenemos un documento único vinculado a esta santa popular. Fue el primer femicidio documentado en Córdoba y contamos con una copia de un informe que se supo enviar a la penitenciaría donde Raimundo Telésforo Morales estaba preso”.
“El victimario era una persona que ya tenía otras causas, entonces se le unificó la sentencia. Este documento es el que nos permite tomar contacto con esta historia tan fuerte de Ramonita, que muchos cordobeses no conocen y que resultó ser una figura de culto de los barrios Güemes y San Vicente”, agrega.
Además, quienes ingresen en el hall central del Centro Cultural Córdoba, pueden apreciar una vitrina donde se rinde homenaje a Ramona Moreno con imágenes de su tumba, fotografías de ella y una réplica de parte del documento que también se puede ver dentro del Archivo, con los cuidados específicos para la conservación y manipulación adecuada del material.