Desde 1961 hasta la actualidad, miles de músicos y bailarines pisaron el escenario del Festival Nacional de Folklore, dejando un centenar de anécdotas y recuerdos que marcaron la esencia de Cosquín. Momentos inolvidables, y otros absolutamente olvidables, fueron forjando el festival que cada enero le ofrece Córdoba al mundo entero.
Y de entre tantos momentos icónicos vividos bajo la luna coscoína, aquí te presentamos 3 de ellos.
1961. Primer festival de Cosquín
El primer festival de Cosquín se realizó entre el 21 y el 29 de enero en pleno Valle de Punilla ¡sobre la Ruta 38! Todavía no existía el Escenario Mayor Atahualpa Yupanqui. Apenas estaba dando sus primeros pasos el festival más importante que existe en Argentina. Las historias cuentan que un grupo de vecinos coscoínos querían romper con un estigma que hacía que los turistas no visitaran esa zona de Punilla. Es que esta región era elegida por los enfermos de tuberculosis para sanar su enfermedad, hecho que generaba que los visitantes siguieran de largo y evitaran vacacionar allí. El éxito del festival derivó en una gran convocatoria que fue repitiéndose cada enero, llenando las plazas de visitantes de todo el país.
1965. Cafrune invita a cantar a una joven desconocida: Mercede Sosa
Un 31 de enero, mientras en el escenario Jorge Cafrune deslumbraba a todos con su voz, un silencio se apoderó de Cosquín. “El turco” aprovechó para llenar ese silencio con una desafiante invitación que cambiaría para siempre la historia de la música nacional. Se acercó al micrófono, y dijo: “el festival de Cosquín es y se caracteriza por dar, año a año, una o varias figuras nuevas. Yo me voy a atrever, porque es un atrevimiento lo que voy a hacer ahora, y voy a recibir un tirón de orejas por la comisión, pero ¡qué le vamo ́ hacer! Siempre he sido así, galopeador contra el viento. Les voy a ofrecer el canto de una mujer purísima, que no ha tenido la oportunidad de darlo, y que, como les digo, aunque se arme bronca, les voy a dejar con ustedes a una tucumana: ¡Mercedes Sosa!”. Después de unos tímidos aplausos, la joven tucumana entona a toda potencia “Canción del derrumbe indio”. La ovación del final daba cuenta de que allí había cantado, por primera vez en ese escenario, la voz de América.
1988. La Mona Jiménez irrumpe en Cosquín a puro tunga tunga
Para muchos, sobre todo para la prensa porteña, fue el mayor caos que haya vivido el Festival en su historia, llamándola incluso “la noche negra”. Para otros fue un icónico momento donde el ídolo máximo de la música popular cordobesa hacía bailar a miles en el mayor festival del país, cantando “Con una agujita de oro”, “Quién se ha tomado todo el vino”, “Mi gallo es bien gallito” y “Nuestro estilo cordobés”, entre otros clásicos. Lo cierto es que aquel 27 de enero de 1988, miles de personas se agolparon en la Próspero Molina, generando algunos disturbios. Años después, en una entrevista con La Voz, el propio Jiménez recordaría aquella noche de esta manera: “Desde luego que aquella noche no puede recordarse como una fiesta…, pero no puedo negar que luego de aquella experiencia, los diarios de Buenos Aires y todos los porteños empezaron a considerar que el cuarteto es una realidad”.