Facundo tenía 19 años cuando fue desaparecido. Vivía en una casa en barrio Juniors, junto con su pareja y su hija recién nacida. Estudiaba música e integraba la banda “Pura K-ravana”, con la que había debutado pocos días atrás. Se había inscripto para estudiar arquitectura, y mientras tanto realizaba trabajos de albañilería y pintura.
Los últimos registros de él con vida son de aquella madrugada del 19 de febrero de 2012. En el baile se desencontró con sus amigos, por lo que salió solo. A partir de allí, todo intento por saber que fue de Facundo se vio obstaculizado por la policía o la justicia.
Después de la primera semana, y tras una intensa búsqueda por parte de familiares, amigos y organizaciones políticas y de derechos humanos, su madre recibió una llamada telefónica anónima diciéndole que nunca más vería a su hijo, y que interrumpan su búsqueda.
A partir de allí, todos los mecanismos institucionales responsables de resolver el caso de Facundo, obstaculizaron cada acción.
- Los rastrillajes policiales dieron siempre negativo.
- Verónica tuvo que esperar dos años para poder acceder al expediente.
- Una testigo dijo que un amigo de ella, hijo de un ex comisario, contó que su padre con otros compañeros sacaban un bulto grande de detrás de la casa, que podía ser su hijo. Los investigadores se tomaron dos años antes de ir a esa casa, donde ya habían hecho un contrapiso y un quincho
- Los familiares de Facundo padecieron escuchas de sus conversaciones telefónicas, amenazas anónimas y un allanamiento ilegal.
Con el paso del tiempo, algunos testigos comenzaron a evidenciar que Facundo fue víctima de la violencia policial e institucional.
A partir de testimonios, lo que se sabe sobre esa noche de febrero es que, después del baile, perdió a sus amigos, y por ello habría caminado solo hasta la Av. Colón para tomar un colectivo. Afirman que esa noche hubo corridas, y que la Policía “dispersó” a la multitud.
Dos testigos afirmaron haber visto cómo policías de civil subían a un auto a alguien con la misma descripción de Facundo. Declararon además que los agentes lo levantaron, lo golpearon y que uno de ellos, además, les dijo “sigan viaje porque les va a pasar lo mismo”.
La versión oficial que buscaron (y buscan) imponer claramente es otra. La policía afirma que Facundo fue a buscar droga para la banda que tocaba en esa fiesta, donde actuaba un cantante cuyo padre es policía retirado de Catamarca. Para los jueces que fallaron en el caso y para el fiscal Alejandro Moyano, Facundo fue asesinado por los hijos de una narcotraficante de barrio Maldonado, y su cuerpo cremado en los hornos del cementerio San Vicente.
En 2015 se realizó el juicio por el homicidio el proceso se cerró rápido y sin daños colaterales para el gobierno ni la cúpula policial. Tras un proceso lleno de irregularidades, la justicia condenó a “perejiles” y jamás arrojó datos sobre el paradero del cuerpo. A pesar de que todas las evidencias indicaban la participación de la policía, ningún agente fue imputado o detenido.
La desaparición de Facundo, en plena democracia, sigue siendo una herida abierta para Córdoba.
Foto de portada: Mucho Palo