Todos los años, alrededor del 15 de agosto, la comunidad boliviana en Córdoba celebra a la Virgen de Urkupiña en la Plaza y la iglesia Nuestra Señora del Trabajo de Villa El Libertador.
Con los años, esta festividad se convirtió en la ceremonia religiosa que congrega la mayor cantidad de fieles en Córdoba. El tiempo fue haciendo de esta tradición un rito de hermandad entre los pueblos bolivianos y argentinos, y recibe cada vez más vecinos que se acercan a agradecer a la «clementísima mamita de Urkupiña» por los dones recibidos.
¿Cómo llega esta tradición cochabambina a la ciudad de Córdoba?
La historia se remonta a los inicios de los años 80, cuando dos familias de aquella región boliviana, Vargas y Aguilar, trajeron imágenes de la Virgen para venerarlas en sus hogares al venir a vivir a «la docta». Desde aquel momento empezó a forjarse esta tradición.
En agosto de 1985, los Vargas hicieron su homenaje en el barrio Las Flores, y los Aguilar, en Villa El Libertador. Al año siguiente, ambas familias unificaron las celebraciones con las dos imágenes, y el lugar escogido fue el popular barrio donde al día de hoy se lleva adelante esta fiesta popular y religiosa.
Nueve misas y cambio de manto
La celebración a la Virgen inicia con las nueve misas que se brindan en la Parroquia Nuestra Señora del Trabajo. Este año, la primera se brindó el jueves 10 de agosto, siendo la de la víspera el viernes 18, día sumamente especial, ya que se lleva adelante el cambio de manto de cada una de las 30 figuras que se encuentran tanto en la iglesia como en la casa de algunos vecinos. Aquellas personas que protegen a la virgen en sus hogares se llaman «devotos». Cada año deben elegir un nuevo «pasante», que será quien lleve a su casa y le rinda culto.
Por lo tanto, cuando termina la misa de la víspera, las imágenes las ingresan a un cuarto especial de la iglesia, donde se les cambia el manto que tendrán durante todo el año. Este acto antecede a los primeros bailes, que se hacen sin las vestimentas típicas, pero en los que participan las agrupaciones que cada año se suman para ser parte del culto.
Luego del cambio de manto, se realiza el «convite», que es el último ensayo previo y principal de las bandas y las agrupaciones de baile, alrededor de la plaza, frente a la parroquia.
Sábado de procesión, danza y música por El Libertador
El sábado 20, las actividades comenzarán a las 9:30 horas con una misa y posterior procesión por las calles del barrio, para luego continuar con bailes, comidas típicas, bendiciones y actividades folclóricas con las que tradicionalmente se honra a la Virgen.
Después del acto protocolar, comienza la bendición de los «arcos» y «cargamentos». Los arcos pueden llegar a alcanzar hasta dos metros de altura. Las imágenes pasan a través de estos arcos, que son elaborados especialmente por padrinos designados, y están decorados con guirnaldas, platería y otros objetos ornamentales. Hay un arco dispuesto para cada imagen, con el propósito de brindarle a la Virgen una entrada triunfal. Los «cargamentos» hacen referencia a los nuevos vehículos que algunas familias devotas han adquirido y presentado como ofrenda de agradecimiento a la Virgen. Estos vehículos son adornados con aguayos, platería y otras formas de decoración. El sacerdote los bendice individualmente. Una vez que todos los vehículos han pasado, comienzan a llegar los primeros grupos de danza.
Simultáneamente con la procesión y la bendición de cargamentos, los grupos de danza tradicionales bolivianos y bandas de música recorren las calles de Villa El Libertador hasta llegar frente a las imágenes de Urkupiña. Allí los fieles se arrodillaron y los pasantes de ese año les tiraron papel picado y agua bendita.