Los Estados saben que sostienen una deuda histórica frente al el abordaje de problemáticas vinculadas a la salud mental, anteriormente marcadas por prejuicios y estigmatizaciones. En Córdoba, frente a estas realidades, han avanzado en los últimos años buscando comprender estas realidades y ofrecer soluciones integrales para la comunidad. Entre estas políticas, se destaca el Manual para la Integración de la Red de Servicios y Cuidados en Salud Mental y Adicciones, así como la construcción de nuevos centros especializados para el tratamiento de adicciones. Para conocer más sobre estos avances y las acciones en curso, hablamos con el Subsecretario de Salud Mental y Adicciones de la Municipalidad de Córdoba, Lucas Torrice.
-¿Cómo evaluás el recorrido de la política de salud mental y adicciones en Argentina y en la provincia de Córdoba?
-Hoy en día, desde la Ley Nacional de Salud Mental, tendemos a entender los problemas de consumo y de salud mental como algo conjunto, algo integrado, y nuestra subsecretaría refleja esta visión. Sin embargo, no siempre fue así. Consideremos que la SEDRONAR se creó recién a comienzos de los años 90 y, durante muchos años, fue apenas una oficina en la Ciudad de Buenos Aires con algunas funciones relacionadas con el tema. No fue sino hasta 2014-2015 que se implementó una política más federal. La provincia comenzó con algunos programas recién a comienzos de los 2000 y con una política más sofisticada a partir de 2007. Córdoba no tenía una política en la materia hasta 2019, cuando, bajo la gestión de Martín Llaryora, se creó la Dirección de Política Social en Adicciones.
-Cómo surgieron y se desarrollaron las experiencias de contención comunitaria frente a los problemas de consumo en Argentina?
-Tras la crisis de 2001, los problemas de consumo empezaron a surgir y agudizarse en las villas y barrios populares de nuestro país. Con el aumento de la crisis, la pobreza, la desocupación y la expansión del narcotráfico, los problemas de consumo se intensificaron. Pero, a la par, comenzaron a surgir experiencias de contención comunitaria y dispositivos novedosos y creativos que empezaron a construir respuestas desde el propio territorio. Nuestro pueblo es muy solidario y comprometido; cuando ve hambre, construye un comedor, y cuando ve a un joven tirado consumiendo, crea un dispositivo para darle refugio. Los primeros en dar una respuesta más sistemática fueron los curas villeros en las villas de Buenos Aires. Muchos de los que conformamos esta subsecretaría venimos de la experiencia de esos dispositivos integrales territoriales. Yo trabajaba en la obra del padre Oberlín en un dispositivo de la SEDRONAR. Fue en ese lugar donde soñamos con muchas de las políticas que hoy estamos implementando. El actual intendente llegó hace ocho años como médico voluntario para armar un consultorio de salud social, donde recibía a muchos vecinos con necesidades y les brindaba atención médica y contención. Allí se empezaron a soñar y planificar muchas de las obras que en 2019 comenzamos a construir y que hoy apostamos a profundizar desde esta Subsecretaría de Salud Mental y Adicciones.
Una de las políticas activas que los nuevos gobiernos han impulsado tiene que ver con la construcción de un Manual para la Integración de la Red de Servicios y Cuidados en Salud Mental y Adicciones en Córdoba, una herramienta integral diseñada para mejorar la intervención en salud mental y adicciones a través de la colaboración entre los tres niveles del Estado, el sector privado y las organizaciones comunitarias. Tal como menciona Lucas, este manual, impulsado por el intendente Daniel Passerini y el gobernador de la Provincia, Martín Llaryora, fue presentado recientemente y busca promover un enfoque comunitario y multisectorial en la atención y recuperación, con la creación de nuevos centros y la implementación de diversas líneas de acción y protocolos de atención. Sobre su creación, Torrice mencionó lo siguiente:
-En la historia de nuestro país, y en Córdoba en particular, el sistema de salud mental ha ocupado un lugar relegado, marginado y secundario. Este Manual de Lineamientos para conformar una Red de Servicios y Cuidados en Salud Mental y Adicciones significa, en primer lugar, que todos en el sector salud nos pongamos de acuerdo en algunas definiciones, criterios y circuitos de funcionamiento. En estos lineamientos, podemos construir un semáforo en salud mental: rojo, amarillo y verde, y definir dónde se atiende lo rojo, dónde lo amarillo y cómo se maneja lo verde. La propuesta tiene que ver con integrar las redes de servicios, es decir, que las instituciones se pongan de acuerdo y construyan definiciones y funcionamiento comunes. Cuando hablamos de «red de servicio» y «redes de cuidado», estamos reconociendo a todas esas organizaciones que territorial y comunitariamente abordan los problemas como parte integrante del sistema. Nosotros hablamos de pasar de la cultura de la derivación a la ley de la continuidad de los cuidados entender que todos nos necesitamos mutuamente.
-¿Por qué es importante este trabajo en red?
-Nosotros hablamos de pasar de la «cultura de la derivación» a la idea de la «continuidad de los cuidados». Entender que todos nos necesitamos mutuamente, que el territorio necesita del hospital, y por eso este tiene que preocuparse también por cómo trabaja el hospital y que ese hospital puede entender de qué hablamos cuando hablamos de salud mental. También debe entender de qué hablamos cuando hablamos de un pibe de sectores populares que tiene estos problemas. Pero el hospital también tiene que estar preocupado, conectado e integrado con ese dispositivo porque, si recibo a una persona en una urgencia, esta debe poder irse con una referencia clara al territorio. Si todos sabemos un poco qué lugar ocupamos, claramente el sistema va a estar funcionando mejor.
-En políticas concretas, ¿qué cambios se están llevando adelante en este tema?
-La ciudad va a duplicar sus camas de internación reservadas para salud mental este año. A los hospitales Misericordia y Tránsito Cáceres se les van a sumar 16 camas en el Hospital San Roque Viejo, que están próximas a inaugurarse. Desde el municipio, vamos a construir en el Hospital Príncipe de Asturias 10 camas de internación y cuatro consultorios reservados para salud mental. Además, vamos a construir puntos de encuentro comunitario en salud mental, que son dispositivos en el primer nivel de atención en los territorios, en la comunidad. Vamos a coordinar con organizaciones territoriales que ya vienen trabajando en la materia, que tienen un recorrido y forman parte de nuestro consejo municipal, con experiencia en el tema. Esto permitirá dejar de trabajar de manera atomizada en los territorios y establecer una agenda común. También vamos a crear la Casa de la Salud Mental en el barrio San Vicente. Estamos gestionando el alquiler de un centro con muchos consultorios que funcionará como centro de día. Al mismo tiempo, vamos a lanzar el Comité de Vigilancia en materia de suicidio, lo que nos permitirá tener una vigilancia epidemiológica sobre el tema, identificar claramente los barrios con mayor prevalencia, diseñar estrategias intersectoriales y monitorear.
-¿Cómo se manifiestan los problemas de consumo en relación con otros conflictos sociales?
-Cuando uno observa quiénes acuden mayoritariamente por problemas de consumo, se repiten algunos perfiles: jóvenes, varones, de sectores populares. Claramente, también acceden mujeres, mujeres jóvenes, hay una diversidad muy grande. Pero si miramos las cifras generales, tenemos un indicador que se manifiesta en otras problemáticas, como los conflictos con la ley penal. Si uno analiza la población carcelaria, se concentra mayoritariamente en jóvenes varones. Lo mismo ocurre al observar el problema del suicidio y los homicidios. A lo que quiero llegar con esto es que debemos tener una perspectiva generacional y de género para comprender cabalmente los problemas, tal como la tenemos para entender la violencia machista y los problemas de salud mental en general. Sin embargo, hablamos muy poco sobre la masculinidad, sus costos y cómo impacta en la salud mental. En el caso de los consumos, esto se expresa claramente. Por eso entendemos que se necesitan políticas no solo de salud, que vienen a paliar una situación compleja y grave, sino también políticas desde diversos ámbitos. De ahí la importancia de una visión integral y comunitaria, de enlazar oportunidades, de enlazar respuestas, de garantizar derechos. Esto es crucial para entender la naturaleza del problema; de lo contrario, siempre estaremos atendiendo solo una parte.
-¿Por qué es necesario adoptar una mirada más integral y profunda para abordar efectivamente la problemática de los consumos problemáticos?
-Estamos hablando de un problema que tiene que ver con la historia de vida, con las oportunidades, con trayectorias que muchas veces son erráticas y que incluyen recaídas, avances y retrocesos. Es un problema que abarca muchos aspectos más allá del consumo problemático o del síntoma que se exprese en ese momento. Es importante reconocer esto porque las situaciones que atentan contra el lazo social y el tejido de la vinculación claramente agudizan y dejan a más personas expuestas a estos problemas. Los centros asistenciales no serán suficientes si no adoptamos una mirada más integral y profunda de la problemática.
Las políticas estatales revelan un panorama de cambio y progreso en la mirada sobre la salud mental y las adicciones en la provincia de Córdoba. Los esfuerzos por integrar servicios y cuidados, crear nuevos centros especializados y fomentar una cultura de continuidad en la atención son pasos significativos hacia una atención más eficaz y humana, como comenta Lucas Torrice. La importancia de una perspectiva integral y comunitaria, así como la colaboración entre el Estado, el sector privado y las organizaciones sociales, se destaca como clave para enfrentar estos desafíos. Torrice enfatiza que hablar de estos problemas y construir redes de apoyo es fundamental para avanzar y mejorar la calidad de vida de quienes enfrentan estas dificultades. La esperanza y el compromiso de la comunidad juegan un papel crucial en este proceso, demostrando que es posible superar los problemas de consumo y reconstruirse con el apoyo adecuado. Es en ese sentido, que le preguntamos a Lucas qué le diría o recomendaría a una persona o a un familiar que está atravesando por una situación como las que aquí trabajan. Esto es lo que nos recomendó, para cerrar la entrevista:
–Lo primero que hay que decir es que sobre estos temas se debe hablar, y hablar mucho. También es necesario tejer redes. Hay que investigar qué recursos existen en el barrio, qué servicios están disponibles cerca. Anímate a pedir ayuda en tu centro de salud más cercano o acudir a los centros especializados en adicciones. Con nuestra Red de Servicio y Cuidamos, hemos lanzado un mapeo con información detallada que ponemos, por supuesto, a disposición de todos los centros, tanto públicos como privados, así como de organizaciones sociales. Córdoba cuenta con una gran cantidad de dispositivos. Es importante dar a conocer esto, ya que a veces predomina la desesperanza. En nuestro centro, vemos a diario a muchas personas que salen adelante, se sienten acompañadas y valoran estos dispositivos. Esto les ayuda a realizar un cambio en sus vidas, donde pueden dejar claramente atrás los problemas de consumo y reconstruirse. No debemos olvidar que es posible superar esto, que hay recursos disponibles y que el Estado está asumiendo su responsabilidad. Pero al mismo tiempo, la sociedad cuenta con una gran riqueza, y vale la pena acercarse, comprometerse y acompañar, así como dejarse acompañar si se está enfrentando al problema. También es importante estar disponible para apoyar a otros.
Para acceder al Manual y los diferentes recursos que dispone la Subsecretaría, se puede ingresar al siguiente link: https://comunidadinteligente.cordoba.gob.ar/salud-mental-y-adicciones/