La comparación entre los ingresos fiscales y el gasto público proyectado muestra una fuerte concentración en la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires. Del otro lado, las provincias con capacidad superavitaria del interior cargan con este desequilibrio
Concentración de recursos en el AMBA
Del total previsto de 148.000 millones de pesos, CABA y Buenos Aires recibirán más de 62.000 millones de pesos en transferencias y gastos directos, muy por encima del resto de las jurisdicciones. Córdoba, por ejemplo, recibirá apenas 7.138 millones, a pesar de ser una de las provincias que más tributos aporta al fisco nacional.
En detalle:
- CABA: aporta $3,24 billones (2,19% de la recaudación total de todo el país) y recibe $28,28 billones, casi 9 veces más (el 19,10% de los gastos totales).
- Provincia de Buenos Aires: aporta $33,95 billones (22,89% del total) y recibe $34,63 billones (23,39%).
- Córdoba: aporta $12,32 billones (8,31%) y recibe $7,14 billones, una diferencia negativa de $5,18 billones (4,82%).
- Santa Fe: aporta $12,64 billones (8,52%) y recibe solo $6,39 billones (4,32%), casi la mitad

Cuánto aporta y recibe cada habitante
La inequidad se hace más evidente por habitante:
- Cada cordobés aportará un promedio de $3,1 millones en impuestos nacionales pero recibirá sólo $1,86 millones en servicios por parte del estado nacional.
- Cada porteño aportará $1,04 millones y recibirá $9,06 millones, es decir, 8,7 veces más de lo que contribuye.
Por qué CABA concentra tanto: una cuestión de estructura federal
Gran parte del gasto concentrado en el AMBA se explica por la presencia de organismos nacionales: Congreso, Corte Suprema, ministerios y otros entes. Esto genera un flujo constante de recursos en sueldos, consumo local e inversiones en infraestructura, beneficios que no se replican en el interior del país.
El Presupuesto 2026 vuelve a poner sobre la mesa un debate histórico: la necesidad de descentralizar el Estado. Trasladar organismos y oficinas a provincias del interior podría equilibrar la distribución de recursos, generar empleos de calidad y acercar la gestión pública a los ciudadanos.
De hecho, en Córdoba se demostró llevar a cabo ejemplos exitosos de descentralización territorial. En la provincia, se han desarrollado polos administrativos en ciudades como Río Cuarto o San Francisco, donde funcionan delegaciones de gobierno integrales.

Estos casos muestran que trasladar funciones públicas fuera del centro político y económico no solo es viable, sino que también produce beneficios concretos para los habitantes y empresas del interior.
Por ahora, y volviendo al ámbito nacional, los números confirman lo que muchos gobernadores del interior denuncian: la Nación concentra recursos en el AMBA, mientras provincias como Córdoba y Santa Fe aportan más de lo que reciben, perpetuando una inequidad estructural.
Por Juan José Rampulla