Manuel Belgrano es, sin lugar a dudas, uno de los patriotas más importantes de la historia argentina. Fue reconocido como vocal de la Primera Junta en 1810, creador de la bandera nacional y un gran promotor de la educación y del desarrollo económico del país. Su figura resultó central en la Revolución de Mayo y en la lucha por la independencia de Argentina. Nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770, y destacó en diversas áreas como abogado, economista, periodista y militar. Fue como jefe del Ejército del Norte que planificó el famoso Éxodo Jujeño, ante la amenaza de las tropas españolas.
Después de varios años de campañas militares y una vida entregada a la libertad de los territorios de América del Sur, la salud de Belgrano empezó a debilitarse debido a problemas gastrointestinales, fiebre tifoidea y reumatismo.
En sus últimos meses de vida, Belgrano escribió de su puño y letra una carta dirigida al entonces gobernador provisional de Córdoba, José Javier Díaz, comunicando su decisión de entregar la conducción del Ejército del Norte. Al día siguiente, traspasó el mando de la tropa al coronel Francisco Fernández de la Cruz y, en una emotiva despedida a sus soldados, partió hacia Tucumán para intentar recuperar su salud.
En 1820, Belgrano decidió emprender camino hacia Buenos Aires, hecho que lo trasladó nuevamente por Córdoba, donde se alojó en la Estancia Jesuítica Caroya, en el mismo lugar donde se produjeron, algunos años atrás, las armas para los ejércitos libertadores liderados por Belgrano y, posteriormente, por José de San Martín.
Ya en Córdoba, solicitó ayuda económica al gobierno provincial, que por esos años estaba bajo el mando del caudillo Juan Bautista Bustos, quien, hallándose ausente en ese momento, tenía como sustituto al mencionado José Díaz. Éste argumentó que el tesoro público «no tiene dinero para esas cosas ni para otras». Fue un comerciante, Carlos del Signo, al que Belgrano no conocía, quien finalmente lo ayudó enviándole poco más de 400 pesos.
Por este motivo, durante su estadía en Caroya, Belgrano redactó una de sus últimas cartas, en la cual agradeció a un vecino cordobés, Carlos del Signo, por su generosa donación para financiar su viaje a Buenos Aires. En la carta declaraba: “Mi muy querido paisano y amigo Carlos del Signo: estoy agradecidísimo a V. por los 400 pesos que ha servido franquearme para mis necesidades y el teniente coronel Escobar me ha conducido, advirtiéndome de la generosidad de V. en no haberle querido admitir recibo, y que además deseaba V. el libramiento para Buenos Aires, el mismo que tengo el honor de acompañarle, contra mí mismo y a 15 días visto para la mejor exactitud de su pago”.
Belgrano continuó camino hacia Buenos Aires, donde, tres meses después, falleció. La histórica carta enviada por Belgrano como respuesta a la donación de Carlos del Signo se encuentra en exhibición en una de las salas de la estancia.