El 31 de octubre fue la fecha en que se llevó adelante la Reforma Protestante, hecho fundacional del movimiento evangélico. Con el correr de los años se diseminaron por el mundo propagando su fe. Hoy el culto evangélico, es un fenómeno popular en crecimiento en América Latina. Según la última encuesta realizada por CONICET, en Argentina los evangélicos pasaron del 9% en el 2008 al 15,3% en 2019, y se constituyeron como la primera minoría religiosa del país. En el marco del Día de las Iglesias Evangélicas, hablamos con Almendra Fantilli, creyente y directora del documental “El Culto”, en el que recorre cuatro iglesias cordobesas con distintas tradiciones, en una suerte de experiencia audiovisual etnográfica. La película se estrenó en el 2021 y, desde entonces, ha recorrido el país y el extranjero, exhibiéndose en salas de cines pero también en templos, centros culturales y espacios barriales.
Almendra es comunicadora y utiliza sus redes como canales por donde transmitir los contenidos que ella misma produce, la mayoría relacionados a su particular visión sobre la religión, vinculándola con los sucesos de la realidad cotidiana. Con sus interpretaciones pone en tensión tanto al progresismo como a su propia religión. “Decidí hacer esta película por dos motivos. En primer lugar, porque en el 2017 cuando empecé a esbozar la idea, lo que se hablaba en el discurso público únicamente en relación a los evangélicos estaba asociado al bolsonarismo, a la derecha. Cuando hay un montón de cientistas de la religión, investigadores de CONICET y de toda la región latinoamericana que han mostrado que el voto evangélico responde a una tendencia social. Y, en ese sentido, el discurso público contrastaba mucho con otras historias, organizaciones o espacios eclesiásticos que han estado desde siempre muy comprometidos con los derechos de las personas, con la defensa del bien común y del medio ambiente. En fin, me parecía que el discurso público sobre lo evangélico estaba mostrado desde un solo punto de vista”.
“Y en segundo lugar porque en mi propio proceso, como persona creyente, también fue un descubrimiento que hay múltiples voces. En mi experiencia de fe he atravesado por comunidades muy comprometidas socialmente. Saber que eso no solamente era la particularidad de una comunidad, sino distintas tradiciones y modos en que las personas creyentes se relacionan con la sociedad. Y poner esto en evidencia hacia mi propio recorrido fue clave y simplemente quería mostrarlo. También es peligroso cuando únicamente algunos grupos dicen qué es lo legítimamente evangélico y qué no. Entonces, me pareció interesante poner esto en tensión hacia adentro del discurso evangélico y decir ‘mirá que hay otras iglesias que hacen las cosas distintas, o que tienen quizás otra interpretación del texto bíblico, y que es válido’. Un poquito era como para disputar hacia dentro de la Iglesia y también para disputar hacia fuera, mostrar que en realidad hay pluralidad de voces en todos lados”.
El campo evangélico está formado por innumerables grupos, denominaciones, iglesias que tienen distintos orígenes, historias e improntas teológicas. Toda esta diversidad no es la que permea en el imaginario de las personas cuando se habla de los evangélicos. A lo largo del film aparecen 4 cultos diferentes ¿Cómo se le explica a alguien que no viene del evangelismo las diferencias entre ellos?
– Las iglesias que están representadas en el documental son más bien arquetípicas. En realidad, las iglesias evangélicas vienen del movimiento protestante, que tiene 500 años y que se expandió por todo el mundo tomando distintas formas. Si yo hubiese tenido que registrarlas a todas, probablemente hubiesen sido cientas porque no responden a una línea de la misma manera que la iglesia católica. Es decir, cada comunidad tiene a su vez muchos otros movimientos hacia adentro, mucha diversificación, entonces si tuviera que explicar brevemente las que yo elegí son como arquetípicas. Primero la iglesia metodista que es la iglesia que tiene una liturgia un poquito más tradicional. Son iglesias que llegaron a Argentina entre 1825 y 1850. Los investigadores dicen iglesias de inmigración porque llegaban a asistir espiritualmente, digamos a los inmigrantes que venían con ellos y en ese sentido no tienen un fin tan proselitista. Están muy comprometidas con causas de derechos humanos, suelen denominarse liberacionistas.
Luego, en segundo lugar, las iglesias de corte más misional, por ejemplo, la Iglesia Evangélica de Unquillo. Esa es una iglesia que pertenece a una tradición, de Inglaterra, también se llama iglesia de hermanos libres. No obstante, la que yo elegí para para el registro digamos de la que aparece en el documental es una iglesia muy particular porque tiene otra disposición y su liturgia también tiene otras características. Y finalmente están las iglesias de corte más carismático que son las iglesias que más avanzan en América Latina en los últimos años, una que tiene una característica específicamente más juvenil y otra de un corte más popular. Estas iglesias pentecostales y neopentecostales hacen mucho énfasis en que la divinidad está muy presente en la cuestión de los milagros, en cuestiones más sobrenaturales podríamos decir más carismáticas. Son iglesias también que tiene mucho trabajo comunitario y social en los barrios.
– Se ven muchos momentos da danza, cantos, rezos… ¿Qué significan estos rituales para los fieles?
Los rituales o los ritos son prácticas que se sostienen a nivel personal o colectivo y que significan distintas cosas. En el Culto Evangélico hay dos elementos que son muy importantes que tienen que ver con la palabra hablada, que es en el orden más del discurso. La palabra puede estar cantada, puede estar rezada, puede estar organizada en un sermón. Y el otro elemento es la Cena o la Eucaristía. Nosotros no le decimos Eucaristía, decimos la Cena del Señor o la Santa Cena, que es el momento que simboliza la presencia de lo divino. Hay, como te decía, iglesias con un corte más carismático que sostienen estas danzas llamémoslas, donde no solamente está la palabra y un orden simbólico racional, sino también está el cuerpo presente. El cuerpo como un espacio donde lo divino también circula, donde el gesto o el abrazo también son signos o son símbolos de la presencia de lo divino en lo colectivo y en ese sentido, el Culto Evangélico sostiene mucho de la emotividad de las personas, alberga mucho a la salud emocional y colectiva porque son ritos que se viven con otros.
En los últimos años han aparecido numerosas ficciones relacionadas a las religiones en general y al evangelicalismo en particular. De las nacionales tal vez la más popular haya sido “El Reino”. Como evangelista pero además como productora audiovisual ¿Qué te generan?
Me produce como una especie de contradicción, porque por un lado se celebra siempre que la producción nacional y local tenga trascendencia regional o incluso internacional, pero también me genera como cierta disociación respecto al modo en que se retrata la realidad. Porque uno podría decir que en todas las instituciones, ya sean clubes o instituciones educativas o religiosas, circula el poder, hay disputas, puede haber corrupción, pero es diferente cuando a través de esas situaciones se crean estereotipos. Y en el caso de las series, que son mega producciones, hay estereotipos que son desde el sentido común, circulan un montón y crean estigmatizaciones. Este tipo de mirada moralizante sobre los grupos evangélicos se remonta a los 80′, cuando después de la dictadura hubo grandes campañas de evangelización, entonces los medios de comunicación empezaron a tener esta mirada como exotizante de lo evangélico y asociada absolutamente con lo extranjero. Hay una idea muy central de que lo nacional, lo argentino es naturalmente católico. Todo lo otro va a parar al Ministerio de Exteriores y Culto, como si fuera algo extranjero. Las series y películas me generan lo mismo que ver las películas de 1920 que retrataban a personas negras a través de la caricaturización de personas blancas pintadas de negro. A mí me gusta mucho una frase que tienen las personas que militan la discapacidad que es “nada de nosotros sin nosotros”. En fin, me genera ruido porque acentúan estereotipos y estigmatizaciones sociales que son de larga data. No porque esas cosas no sucedan, sino porque es el relato hegemónico y culturalmente ilustrado el que termina perpetuando el sentido común.
– ¿Qué importancia creés que puede tener que haya un día en nuestra provincia que reconozca específicamente a las iglesias evangélicas sobre otras religiones?
– Me parece que el reconocimiento del Día de las Iglesias Evangélicas es un paso más hacia la laicidad del Estado ¿en qué sentido? En que el Estado laico debe garantizar la pluralidad de voces en el diálogo que sostiene a nivel público con las religiones. Esto es no sostener la exclusividad de un culto, como hemos conocido desde la formación del Estado Nación, sino más bien abrir el espacio de debate a todos estos actores que desde las distintas religiones y las distintas formas de entender la vida, a partir de la creencia de la espiritualidad, inciden en el espacio público. En ese sentido, creo que es muy positivo que haya un Día de las Iglesias Evangélicas y creo que todos los credos deberían tener un día especial.
– Has transformado tus redes sociales en canales de difusión sobre tu mirada ¿Qué te motiva? ¿Qué te interesa contar?
– Creo que la verdadera religión aporta al bien común, aporta a la dignidad de las personas. Como decía Evita, cuando el ser humano se enfrenta con Dios alcanza la máxima estatura de su dignidad, por él todos somos iguales y ante él nadie tiene privilegios, algo así dice la frase. En ese sentido me parece que la religión, más allá la religión organizada, la espiritualidad de la fe cristiana y de la buena noticia, es aportar al bien común y a la igualdad de todos los seres en esta tierra. Desde ese lugar me interesa aportar a la conversación y a la acción por una sociedad un poco más digna para todos… y todas… y todes.
– El evangelicalismo es una religión que viene creciendo a pasos agigantados en la región ¿Por qué creés que se da este fenómeno?
Creo que el avance del evangelicalismo en América Latina está en expansión por múltiples causas. Creo que los discursos que la modernidad nos ofrecía, como que la familia, la escuela, la educación o el Estado no nos iban a dar cierto sentido de pertenencia y de identidad creo que se ha visto muy disuelto en la época en la que vivimos. La búsqueda de algo más, de encontrar razones en los astros, en el horóscopo o en algo trascendental invisible, se ha puesto como de moda o ha vuelto a estar en agenda. El evangelicalismo y el pentecostalismo, que es la tradición que más crece, ofrecen un mundo encantado, ofrecen una realidad que no es solamente esta realidad material, sino que hay algo más. Y esto, ante una sociedad tan individualista, ante un capitalismo que solamente nos hace ser si tenemos, viene a dar un espacio a la búsqueda de identidad de cada persona.