Karina rompe rápidamente el hielo: “las cosas que he vivido acá…”, arroja con picardía, sabiendo que la repregunta es inevitable. La Cacho camina por el Parque como si fuera el patio de su casa. Se crió en el antiguo Barrio Chino de la ciudad, por lo que este espacio verde ha sido una fuente de innumerables vivencias e historias. “Hay cosas que no puedo contar…” dice, estirando la sonrisa, mostrándose tal como es, una poeta filosa que conoce los secretos de Córdoba como nadie.
Vi que el libro le llegó a la Mona…
-Lo tiene la Mona, Alberto, Cristina… A la Mona le llegó porque fui a un baile de la Lorena, de la hija, y le dije “mirá, yo escribí algo para la Mona, y quiero que le llegue a sus manos”. Y al otro día me mandó una foto con el libro, ¡me acuerdo que me mandó una foto de frente y de perfil!
¿Qué te genera escribir?
-Es algo que me transmite mucha paz, imaginación. Me olvido mucho del pasado. Este libro no tiene mucho del pasado, sino que es un recopilado de textos. Pero vuelo. Yo vuelo con mi pluma ¡Si vos supieras que he juntado en una cajita todas las lapiceras que se me han gastado! Pero me encanta escribir. Es lo más hermoso que encontré.
¿Cómo empezaste?
-Yo me encontré con el arte gracias a Verónica Figueroa, mi profe de dibujo en la ex cárcel de mujeres del Buen Pastor. Además, cuando estuve privada de mi libertad hice teatro, manualidades, dibujos. Pero nunca pensé que iba a sacar un libro. Cuando sucedió lo de Micaela García, en 2017, me hicieron una entrevista de La Voz del Interior, y yo ahí dije que quería escribir un libro ¡Y era 2017! Lo voy a escribir… ¡no sé cuándo! Y en el 2018 me encontré con Victoria Revol, y ella fue la manija de todo esto. Victoria le puso mucho corazón, y me ayudó un montón.
Con Victoria empezaste a escribir tus textos…
-Empecé en su taller de escritura “Despertando los sentidos”. Nunca me olvido, porque tiraron como consigna escribir sobre el presente, y escribí “Sin sentirme mal”, y salió la poesía. Ahí dije “esto es para mí”. Me encontré con la escritura, que es lo que me gustaba, me hacía sentir bien. Después hice una campaña por Instagram, conseguimos el dinero, lo imprimimos y lo presentamos.
El prólogo del libro está escrito por Victoria, la tallerista que le compartió el amor por la lectura y la incentivó a escribir. La admiración y el respeto hacia ella es absoluta: “se vino desde Portugal, haciendo no sé cuántos kilómetros, ¡para presentar mi libro!”. Karina tiene muy presente a quienes la acompañaron en su trayectoria como escritora.
¿Quiénes aparecen en tus historias?
-En mi libro hay historias de la vida. Hay algunos escritos que los hice cuando estuve presa. Ahí hice el de la Mona que se llama “La juventud de hoy”. Aparecen mis perros, mi padre, y yo cuando era niña e iba al jardín y me hacía pis. Aparece “la pelada”, mi amiga, que la mataron acá en el parque. Escribí sobre lo que se siente cuando la gente no te entiende. No es por nada, pero mi libro es hermoso.
“Experiencias vividas” es el orgullo de la Cacho, y lo muestra como un trofeo al mundo. Sostiene el libro, lo ojea, y nos lee algunos fragmentos. En sus páginas se refleja la ciudad de los marginados, de los humildes, de los ignorados. Y también aparece ella, con todas sus marcas: “Soy la Cacho de barrio Evita. Soy la Cacho querida. Soy la que milita. Soy esa la que inventa poesía. Soy como las hojas de un cuento, que va lento. Pero también soy veloz en el cuaderno. Soy la apostadora la que gana aciertos. Soy buena como el agua cuando te lavas. Soy mala como el fuego cuando te quemas en el encierro”.
¿Cambiaron cosas desde que salió el libro?
-Cuando empecé con esto Victoria me decía: “Kari, vas a empezar a leer por todos lados, te van a llamar, así que prepárate…”. Y así fue. Me llamaron, y empecé a leer en bibliotecas. Fui broche de oro en una lectura en una cafetería por la Colón. Al otro día fui a Totoral a hablar del libro… y así…
Comentaste que escribir te transmite paz y te hace olvidar el pasado, ¿por qué?
-Soy víctima de violencia de género desde que tengo uso de razón. Una ex presidiaria. Y en la lucha, porque se reniega ¿Sabes de qué me siento orgullosa? Que yo estuve presa, busqué una salida, y la encontré. Yo me supe empoderar. Aprendí un montón de cosas. Estoy agradecida al Movimiento Evita, donde milito, porque gracias a ellos he participado en plenarios, y cosas que me empoderaron.
A Karina la militancia le dio contención y un norte. Lo destaca cada vez que tiene la oportunidad. En su barrio colabora en el merendero “Los peques de Betania”, dónde da apoyo a decenas de familias del junto con otras compañeras. Además, es referente, promotora barrial y coordinadora de programas de inserción comunitaria.
¿Qué te dicen cuando saben que escribiste un libro?
-Cuando saqué el libro me acuerdo que me decían “¡eu, escribí mi historia!”. Y yo les decía “si puedo lo hago”. Por eso mismo tengo pensado hacer un taller de literatura en el barrio y brindar charlas en el colegio. No hay nada organizado todavía, pero me gustaría. Es más, ahora me salió la oportunidad de dar un taller de literatura en Bower, en la cárcel de hombres.
Volvés a la cárcel ahora como tallerista…
-Sí. Es muy fuerte eso. Me estoy preparando, porque en verdad es muy fuerte… entrar y salir por esa puerta… Pero es importante para mí entrar con el libro y decir: “mirá, esta soy yo”. Siempre demostrando lo mejor. Por eso le doy gracias al universo.
¿Viene un segundo libro?
-No sé. Tengo casi 60 textos escritos. Si yo pudiera, haría el libro más gordo que exista. Justamente anoche estaba charlando con Victoria, y le contaba al pasar “mirá lo que estoy haciendo para descargar y energizarme”, y le mostraba que me había cirujeado una hoja de palmera de la calle, y me había puesto a hacer un elefante. Y le preguntaba cómo podía llamarse un segundo libro. Y me dijo “el elefante es un símbolo de suerte… podría llamarse El Elefante”. Así que no sé. Vamos a ver. Ella no sabía que yo me estoy preparando para eso. También tengo ganas de escribir un libro sobre mis viejos. Mi papá era un descamisado y mi mama montonera. Y tienen una gran historia de lucha.
¿Y qué contarías ahí?
-Nosotros vivimos parte de la dictadura. Yo tengo un primo desaparecido, que en el libro ya lo cuento. Me gustaría contar que mi papa tuvo refugiados, en su unidad básica, a los presos políticos de Trelew. Pero me tengo que sentar a conversar con ellos. Por ahora tengo este segundo libro pendiente que me están manijeando para hacerlo.
La Cacho vende sus libros y recibe aportes. Entre risas nos cuenta que una persona puso apenas unos pocos centavos. Lejos de enojarse, su reacción fue mucho más sencilla: “no tenía más, pero lo que aportó lo hizo de corazón”. Karina, desde el Barrio Evita, escribe porque tiene mucho por contar aún, y eso es lo que verdaderamente le interesa: poder soltar sus historias y que sean leídas.