El uso de la capacidad instalada en la industria argentina se ubicó en marzo de 2025 en apenas un 54,4%, según informó el INDEC. El dato marca una nueva baja en el nivel de actividad fabril, en línea con la tendencia recesiva que se arrastra desde fines de 2023. El desplome afecta tanto a sectores estratégicos como a ramas tradicionalmente dinámicas, lo que agrava el escenario para el entramado productivo nacional.
Uno de los casos más representativos de esta contracción es el de la industria automotriz. En marzo del año pasado, el sector utilizaba el 57,9% de su capacidad, mientras que este año cayó al 48,9%, en parte por una fuerte retracción en la producción de vehículos. Algo similar ocurrió en otros rubros clave: los productos textiles apenas alcanzaron el 41% de utilización, los de caucho y plástico el 42%, y la metalmecánica el 42,8%. En todos los casos, el retroceso refleja un freno en la demanda y una menor dinámica de inversión.
La caída también se sintió en sectores que habitualmente sostienen la actividad industrial. Alimentos y bebidas operó en marzo al 57,6%, por encima del promedio general, pero aún así casi 10 puntos por debajo de su desempeño interanual. En tanto, la industria química bajó de 64,9% a 53,8%, y la refinación del petróleo descendió de 81,1% a 72,2%, afectada por interrupciones en el polo petroquímico de Bahía Blanca.

En contrapartida, algunos bloques lograron leves mejoras. Las industrias metálicas básicas subieron de 50% a 64,3%, traccionadas por una mayor producción de acero. La metalmecánica vinculada al agro también mostró señales positivas, con una suba del 38% al 42,8%, impulsada por la fabricación de maquinaria agrícola. Sin embargo, estos avances no alcanzan para revertir la tendencia general.
El uso limitado del potencial productivo refleja un combo de caída del consumo interno, encarecimiento del crédito, baja en la inversión y efectos rezagados de políticas macroeconómicas contractivas. A pesar de algunos repuntes puntuales, el escenario industrial sigue condicionado por una coyuntura recesiva que no da tregua.