El lawfare no es un fenómeno nuevo ni eminentemente local. Así lo entiende Mariano Saravia, quien inicia la charla explicándonos que existe una continuidad histórica entre las persecuciones que sufrieron los primeros patriotas que lucharon por la independencia hasta las arremetidas judiciales de las que viene siendo víctima la actual Vicepresidenta de la Nación. Al mismo tiempo, existe un paralelismo entre la situación que actualmente enfrenta Cristina con lo que le tocó vivir a Lula en Brasil o Correa en Ecuador hace algunos años.
Pero a pesar de ser un fenómeno regional y recurrente en la historia, resulta sumamente complejo de comprender para las grandes mayorías que sólo accede a la información que los principales medios nacionales les acercan ¿Es la Vicepresidenta víctima de una persecución judicial? ¿Es culpable de los delitos que se le indican? ¿Quién se beneficia con su posible condena? ¿Es un mecanismo de las “nuevas derechas” para desplazar a los gobiernos progresistas o de izquierda?
Hay dos claves importantes que Saravia nos comparte para comprender esta disputa entre el Poder Judicial y la figura de Cristina Kirchner: por un lado, el rol de los medios masivos, y por otro el protagonismo que las nuevas derechas vienen teniendo en el escenario público. Sobre estos asuntos, nos comentó:
-El lawfare, si bien no es nuevo, sí creo que esta exacerbado, potenciado, por un mundo globalizado mediáticamente. Lo novedoso es que en este caso el eje central son los medios hegemónicos, son la clave de esto que está pasando. El poder judicial siempre ha sido un poder conservador, siempre de derecha y al servicio de las clases dominantes, pero ahora además son vasallos del poder mediático y económico. La otra cuestión que veo como novedosa es que, si bien siempre fue cruel la derecha argentina, ahora hay tintes fascistas, y se nota mucho en el odio que destilan incluso personas comunes en las redes sociales. Hay mucha violencia simbólica.
-Para la mayoría de las personas esta disputa es compleja, y no es tan simple comprender si se trata de lawfare, persecución, si es responsable de algún delito… ¿Cómo lo analizas vos?
Uno puede ir armando el rompecabezas con lo que va viendo y con lo que se oculta. Claramente a mí me parece que sí podemos llamarlo lawfare. Esas persecuciones, como te decía antes, siempre existieron. Se lo hicieron a San Martín, a Belgrano, a Castelli, a Moreno, a Irigoyen, a Perón… Es lo mismo, o muy parecido, a lo que ha sucedido con Rafael Correa, Dilma, y sobre todo con Lula. Por lo que he leído y visto, me parece que la acusación no tiene sustento. No hay pruebas para pedir la condena que se ha pedido. Por otro lado, cuando la justicia no es pareja, no es justicia. Imaginemos que hubiera algún delito, o algún fundamento para enjuiciarla… bueno, pero porqué no se ha hecho lo mismo con Macri, o con cualquiera de los otros gobiernos neoliberales. Ahí uno nota que la justicia no es pareja. Los grandes corruptos, los que endeudaron el país en 100 mil millones, quienes la fugaron, los que quisieron autoperdonarse la deuda del Correo, nunca tuvieron problemas. Entonces, es muy difícil confiar en una justicia así. Por eso creo que es lawfare.
–Si uno analiza el siglo XX encuentra que las derechas reaccionarias utilizaban los golpes de Estado, principalmente militares, para acceder al poder. Este accionar desde el Poder Judicial que, como recién comentaste, también se ejecutó en Ecuador o Brasil, ¿son nuevas formas de acceder al poder o golpear a gobiernos “progresistas”?
-Sí, absolutamente. Pero, agregaría dos cosas en ese sentido. Primero, esta Justicia que ahora estamos cuestionando es antidemocrática. Creemos firmemente que hace falta una reforma judicial y que este gobierno de Alberto Fernández ha sido demasiado tibio en ese sentido y se ha quedado a la mitad del río y nunca se animó, o no quiso, o no pudo, modificarla. Vemos que es ineficiente, parcial y al servicio de la clase dominante. Y además, siempre ha estado abalando los golpes militares. Vos dijiste, “antes eran golpes y ahora hay otro tipo de golpes”. Pero vos fíjate la acordada de la Corte Suprema de Justicia de 1930 avalando el golpe contra Irigoyen. Y ese elemento jurídico fue el sostén de todos los golpes que sobrevinieron después. Entonces, esta justicia siempre avaló los golpes. Y por otro lado, si bien pareciera que este tipo de golpes son más “blandos”, yo le encuentro un punto en común con el terrorismo de Estado. Primero, hay una intención de proscribir no solamente a un líder popular, en este caso a una líder popular, sino a gran parte del pueblo argentino. Cuando proscribieron al peronismo durante 18 años, no proscribieron solamente a Perón, sino a los y las peronistas, a más de la mitad del pueblo argentino. No se puede decir que había democracia durante los gobiernos de Frondizi o Illia. Eso mismo se busca ahora.
El Poder Judicial en Argentina y la región ha estado estrechamente vinculado con los sectores concentrados de poder desde hace años. La colaboración con quienes han hecho de este continente un territorio injusto y desigual, en contra de las grandes mayorías, cobró protagonismo en las últimas décadas, cuando los gobiernos progresistas comenzaron a disputar y ganar las presidencias de muchos países latinoamericanos. Lamentablemente, la voluntad democrática, como nos comentó Mariano Saravia, no es una cualidad de este sector que históricamente estuvo ligado al terrorismo de Estado. En este sentido, el escritor, periodista y politólogo nos siguió comentando sus pareceres sobre el accionar de la justicia:
-El lawfare también una tortura. Es una tortura psicológica. Tomemos de ejemplo el caso de Lula. Haber hecho padecer a ese hombre dos años en la cárcel, en una celda de 3 por 2, el no permitirle haber podido ir al entierro de su esposa, haber hecho tanto daño a la democracia brasileña y permitir que llegue al gobierno el fascismo de Bolsonaro. Todo eso es una tortura hacia Lula y hacia muchos más. Entonces son también violaciones a los derechos humanos. Por último, creo que también hay un intento disciplinador ¿Por qué se tortura? Se tortura para disciplinar a la sociedad. Para que todo el mundo diga “no me meto”. Ese es el verdadero objetivo de la tortura. Ahora, con este otro tipo de tortura, los fiscales Luciani y Mola, y los jueces, lo que están haciendo, torturando psicológicamente a una mujer, es un mensaje a la clase política. Es un “che, a nadie se le ocurra hacer lo que hizo esta gente”. Por eso también es tan simbólico que pidan 12 años de prisión.
-El encarcelamiento de Lula demuestra, al mismo tiempo, que son capaces de llevar adelante esta persecución. Pero por otro lado, hay algo en lo que están fallando estas “derechas” más reaccionarias, porque después de todas las persecuciones, Lula está nuevamente a poco de volver a la presidencia. Algo falla en ese mecanismo.
-Por un lado es verdad. Alguien con poder, puede ir preso. Puede pasar. De todas maneras me parece que en este caso sea difícil verla presa a Cristina. El juicio va a ser a fin de año, y después con todos los mecanismos de apelaciones esto podría ser bastante lento y en el medio hay elecciones. Pero más allá de que vaya presa o no, lo que quieren es la foto, el titular. Lo que quieren es generar un estado de opinión pública. En ese sentido son efectivos. Pero en lo que no son efectivos es en la contra-reacción que esto está generando. Como decís, si Lula va a ganar las elecciones, no le salió tan bien. Ahora estamos viendo la reacción popular desde hace días en Buenos Aires y en varias ciudades del interior. Y quizás están generando una heroína. No se, si no hacían todo esto, cuál era el destino de Cristina. Ganar las elecciones del 2023, no creo, parece que no les daba. Pero sin embargo el odio de estos sectores realmente los obnubila, y les hace cometer errores. Yo coincido con vos con que por ahí no se entiende muy bien. Pero pasa que a veces simplificamos y englobamos a “las derechas”, y pareciera que todas las derechas son iguales. Pero también hay conflictos y disputas dentro de esos sectores. Hay gente más democrática o cívica, pero también hay gente muy fascista. Y lo que yo estoy viendo en el mundo es que hay un avance de este sector. El discurso de Bullrich, Milei, Espert, es xenófobo, racista, violento, machista y nazifacista, y lo digo con toda la responsabilidad del término, porque soy un estudioso de los genocidios y de estos fenómenos.
-Y vos decís que estos discursos encuadran con los de Trump, Bolsonaro…
-Sí, del partido Vox en España, Mateo Salvini en Italia, los gobiernos de Hungría, Polonia, la extrema derecha Sueca o Finlandeza, José Antonio Kast que estuvo a punto de ser presidente de Chile reivindicando al pinochetismo. Este fenómeno político me parece que va a perdurar. Bolsonaro va a perder las elecciones, pero va a seguir un bolsonarismo en Brasil, y eso es lo peligroso. Porque además, al haber una extrema derecha fascista, arrastra a las visiones más moderadas, a posiciones más extremas.