Desde hace algunos años Gustavo es el director del museo del Kempes, una idea que gestó en sus tiempos como miembro del Círculo de Periodistas Deportivos y que logró consumar cuando Medardo Ligorria asumió como presidente de la Agencia Córdoba Deportes. Además, es una de las personas que más conoce sobre el vínculo de Maradona con nuestra provincia, al punto de que es el autor del libro “Córdoba & Diego”. Y como octubre es el Mes del Diez, fuimos a hablar con Gustavo para que nos cuente anécdotas y curiosidades de las distintas visitas de Diego a la provincia. Nos recibió con la misma sonrisa y calidez con las que recibe a cada persona que va a conocer el museo, ese lugar que siente casi como su casa y donde atesora algunas joyitas.
– Diego y Córdoba hicieron un vínculo increíble desde que Maradona era muy chiquito. Porque Diego viene en el año 1973, con 12 años y siendo un cebollita de Argentinos Juniors, a jugar los famosos torneos Evita en Embalse. Se llevó una desilusión grande, pero ya empezó a hacer ruido: había gente que iba exclusivamente a ver a Diego Maradona porque decían que era un fenómeno. Algo que después con los años demostró que era cierto. La cuestión es que vino, llegaron a la final y la perdieron. En ese partido erra un par de penales Diego, y siendo muy niño esto le produjo un bajón tremendo. Pierden con un equipo de Pinto, una localidad de Santiago del Estero. Diego llegó a conocer luego al que era el capitán de ese equipo santiagueño, que lo consoló y que le dijo una frase célebre mientras lo estaba intentando consolar: “pibe quedate tranquilo, vos vas a ser campeón del mundo”. Mirá lo que fue. ¿Qué hizo Diego después? Fue campeón del mundo, ni más ni menos.
– ¿Cómo sigue la relación con nuestra provincia?
– Y desde ahí, desde ese torneo, creó un vínculo increíble con Córdoba con varias conexiones. En 1976 debutó en un partido, más allá que no fue en Córdoba, contra uno de los mejores equipos que dio la provincia de Córdoba: el Talleres de 1976, un equipo que era una máquina de jugar fútbol. Después, por ejemplo, en 1986 y tras haberse consagrado campeón del mundo en México, a la semana lo teníamos acá jugando con la camiseta de Belgrano. Una cosa de locos, inimaginable. Para hacer un paralelismo, imaginate que en Qatar Messi salga campeón y a la semana esté acá, jugando con la camiseta de Belgrano. Una cosa increíble que solo Diego podía crear.
– ¿Cómo llegó Diego a jugar con la camiseta de Belgrano?
Había un periodista de acá José Luis Marchini que tenía cierta vinculación con Diego. Y en una charla por una actividad con un fin benéfico surgió la idea de: “¿Che y si lo traemos a Diego para jugar un partido?” Se fueron a Buenos Aires, hicieron la gestión, Diego enseguida les dijo: “Bueno, vamos.” Hicieron todos los arreglos y Diego se presentó acá ante un estadio que, aunque cueste creer, no estuvo lleno. Y esto fue así porque la gente no creía que iba a venir Maradona. Habían pasado muy pocos días desde que Argentina había sido campeona del mundo ¿va a estar Maradona acá y va a jugar para Belgrano? Mucha gente no creyó, entre ellos quien subscribe, y no estuvimos en ese partido. Yo también era uno de los que no creía que fuera cierto y no vine por ese escepticismo de que una figura a nivel mundial iba a estar acá jugando, no te la creías.
– Volvió como técnico también
– Volvió como técnico, la última visita. Ya estaba armado el museo en ese momento. Él era técnico de Gimnasia y Esgrima de La Plata, estuvo acá en el estadio le preparamos algo especial, pero bueno perdieron dos a uno, y el acoso que tuvo Diego realmente fue imposible que pudiera estar acá en el museo. El acoso que yo he visto que sufría Diego es difícil de explicar. imagínense ustedes lo que debe haber sido ser un día Diego Maradona y no poder ir a ningún lado, porque le pedían fotos, autógrafos, palabras. Ahora imagínate eso todo el día, todos los días de tu vida, sin descanso. Y no solo en Argentina, en la parte del mundo que vaya Diego generaba eso. Quiero aclarar algo, que no haya estado en el museo no crea ningún resentimiento, es una anécdota simplemente, que lo tuvimos acá a metros de este museo y no pudo entrar a ver, por ejemplo, las reliquias que tenemos acá.
– ¿Qué reliquias son esas Gustavo?
– Tenemos dos camisetas, son dos joyitas y son tal vez dos de las piezas más importantes que se exhiben en este museo. Son dos camisetas que vistió él y que transpiró, porque son camisetas originales que nos ha prestado Oscar Dertycia, fruto de intercambios en partidos de la Liga Italiana cuando Diego jugaba en el Nápoli. La más emblemática es la Celeste. Dertycia era compañero de Diego en la Selección Argentina y rivales en la Liga. Él jugaba para la Fiorentina de Italia y lo enfrentó en 1989, en un partido que se disputó en el estadio de Nápoles. Este enfrentamiento ocurre después de que Diego había tenido un conflicto con su club, porque quería irse al Olympique de Marsella. Incluso, el presidente del Olympique, Bernard Tapie, había afirmado que se había suscrito el contrato en Italia. Ante esto, el presidente del Nápoli confiesa “he sido amenazado de muerte por la transferencia de Diego, esto no va más, Maradona tiene que seguir jugando en el Nápoli”. Entonces Diego dice “no, no me interesa, yo ya tengo un contrato firmado con el Olympique de Marsella, en el Nápoli no juego más”. Eso le crea una antipatía muy grande con el público italiano. Finalmente, el Nápoli amenaza con colgarlo durante un año para que no juegue y se pierda el Mundial de Italia 90. Así logran que Diego decida volver a Nápoles ¿Qué pasa? Cuando vuelve, vuelve fuera de forma, no había hecho pretemporada, los primeros cinco partidos de la Liga no los había jugado. El técnico, con justificados motivos, lo pone en el banco de suplentes. Recordemos que en esa época los que iban al banco de suplentes iban numerados del 12 al 16. Diego tuvo que perder la camiseta número 10 por primera vez en su paso por el Nápoli. Va al banco de suplentes con una camiseta número 16 que es justamente la que está exhibida en el Kempes. En ese partido con la Fiorentina él está en el banco. Empieza, la Fiorentina se pone 2-0 con dos goles de Roberto Baggio y la gente en el San Paolo empezó a gritar por Maradona. En el segundo tiempo, el técnico casi obligado por el canto de la tribuna, lo pone. De entrada nomás hay un penal para el Nápoli, lo patea Maradona y se lo ataja el arquero Landucci. Parecía que era el cadalso para Diego. Pero después hace tres jugadas maravillosas y ganan 3 a 2. Ese partido está considerado por los hinchas napolitanos como el que les da el impulso para ganar la temporada 89-90, en la que sale campeón el Nápoli. Entonces, esa camiseta se convirtió en un manto sagrado, esa camiseta número 16 es uno de los partidos más emblemáticos de Diego en el Nápoli. Al finalizar el partido, intercambian las camisetas con su compañero de selección Óscar Dertycia. Maradona sale en un reportaje que le hace la RAI italiana al terminar el encuentro y se lo ve con la camiseta de la Fiorentina de Dertycia.
– ¿Y la camiseta blanca?
Con Oscar Dertycia lo une también la historia de la camiseta blanca que es de un partido de Copa Italia del año siguiente. Es en 1990 que juegan y Maradona va a disputar una pelota con Derycia, en el choque, sin intención, se lesiona Oscar. Van los dos a disputar, sale la pelota para un costado y en ese momento, cuando Oscar quiere girar el pie, los tapones de aluminio se le clavaron en el césped y giró la rodilla. Su pie quedó clavado y se rompió los ligamentos, una jugada fortuita, no es que hubo mala intención, nada. Al día siguiente Diego va al hospital, le lleva la camiseta y el reloj de protocolo que tenía Maradona para sus amigos. Fijate lo que son las cosas, como marca a veces a una persona. Dertycia a quien todos conocemos con su calvicie, es a partir de ese partido, de esa lesión. Esa lesión lo dejó afuera de la posible convocatoria a Italia 90, derivó en un gran estrés en Óscar, que se encontraba en Italia siendo muy joven, con una lesión que no sabía si iba a poder recuperarse para el futuro. Toda esta situación le llevó a una alopecia, perdió el pelo de todo el cuerpo, y en definitiva Dertycia es pelado a causa de Diego Maradona. Él lo toma hoy con humor y dice es un look que me puso Dios.
– También hay algo que dejó el Pitón Ardiles.
– Así es. De este otro lado tenemos la invitación al casamiento de Diego y Claudia Villafañe en 1989 en el Luna Park de Buenos Aires. No solo venía el sobre con la invitación, o sea la entrada a la fiesta, sino que venía con un librito para cada uno de los entre 500 y mil invitados que hubo, donde están todas las indicaciones, desde qué habitación iban a ocupar, qué vuelo tenían para llegar a Argentina, cuáles iban a ser las excursiones que iban a hacer cada uno, etc. Un lujo que se podía dar un Diego modelo 1989.
– ¿Cómo lo recuerdan jugadores como Dertycia o Ardiles?
Bueno, no solo ellos, sino que algunos otros jugadores con los que he tenido posibilidad de hablar como el Colorado Suárez, todos lo recuerdan como un gran amigo de sus amigos, eso te lo repiten todos sin dudar. Un tipo que ha sido siempre muy solidario con sus compañeros. Y todos han entendido el rol que tenía, diferente a cualquier otro en un grupo. En todos los equipos en que estuvo Maradona siempre tenía privilegios que los jugadores entendían, también era el que cargaba la mochila. Además, los compañeros sabían que era recíproco porque él después siempre se jugaba por sus compañeros, eso te lo cuentan todos.