Los espacios que asisten a los vecinos en los principales barrios de la ciudad de Córdoba, como merenderos, comedores y ollas populares, son vitales para los sectores más carenciados, sobretodo en tiempos de crisis. Y no sólo por la asistencia alimentaria que se brinda, sino también porque son lugares claves para fortalecer los lazos comunitarios, ya que se llevan adelante, en la mayoría de los casos, una diversidad de actividades y servicios como apoyo escolar, actividades de formación, producción y venta de diferentes productos, acompañamiento en situaciones de violencia de género y promoción de la salud, entre otras.
Ahora bien, ¿Quiénes emprenden, día a día, estas actividades vitales para los sectores marginados de la sociedad? En la mayoría de los casos se trata de mujeres quienes, además, históricamente no han recibido ninguna remuneración a cambio.
Estos datos se conocieron gracias a la reciente publicación del informe técnico del proyecto “(Re)mapear las respuestas contra el hambre. Procesos y condiciones de trabajo en comedores y merenderos desde una perspectiva de género en la ciudad de Córdoba”, realizado por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba con el financiamiento del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, y publicado en noviembre de 2022. El informe destaca que son las mujeres quienes sostienen con su trabajo estos espacios en un 90%.
A través de las encuestas realizadas, el equipo de la Facultad de Sociales pudo dar cuenta de la cantidad de tiempo que las mujeres destinan a estas actividades. Los datos demuestran que al menos tres días a la semana (equivalentes a 15 horas semanales) ponen el cuerpo en estas tareas, escalando a cuatro jornadas en el caso de quienes son referencia en esos espacios (31 horas semanales), las cuales además realizan tareas por fuera de sus horarios habituales, en el 84% de los casos. Según explican, estas tareas generan un fuerte agotamiento psíquico y exposición a “situaciones emocionalmente desgastantes”, según expresa el 40% de las encuestadas.
El trabajo explica, además, que para la realización de estas tareas se destina un promedio de 5 horas y media, que se extienden a 7 en el caso de las trabajadoras de referencia en esos espacios. Además, prácticamente la mitad de los comedores tienen como lugar de referencia las viviendas de estas mujeres, hecho que implica compartir diferentes ambientes de la casa, como son el baño y la cocina. “Las mujeres hacen este trabajo varios días a la semana, durante muchas horas, las cuales podrían ser equivalentes a una ocupación remunerado. Por ello, constituye un trabajo, y no simplemente una actividad que se hace cuando se puede y voluntariamente”, explica Tomatis, investigadora y coordinadora general del estudio del cual se desprenden los resultados, en diálogo con UNCiencia.
Otro dato interesante que arroja el informe, tiene que ver con la edad de las mujeres que destinan su tiempo a trabajar en estos centros sociocomunitarios. En el 65% de los casos se trata de mujeres de entre 25 y 45 años. Apenas un 9% son jóvenes de entre 18 y 24 años. En tanto quienes tienen entre 46 y 55 años representan un 18%, y de más edad, el restante 8%.
Esta investigación permite observar que el trabajo en espacios sociocomunitarios implica «una actividad fuertemente feminizada, e incluye un conjunto de tareas que permiten reconocerla como un trabajo. Son rutinarias, persistentes y estables en el tiempo. Muchas de las mujeres que trabajan allí, lo hacen desde hace entre cinco y siete años en promedio, con más antigüedad incluso que en sus empleos en relación de dependencia, en los casos en los que los tienen”, explica Tomatis.
Con respecto a los niveles de estudios alcanzados, el informe explica que la mayoría no finalizaron los estudios secundarios. La investigación revela que tan sólo un 34% concluyeron el nivel medio de educación y un 6% completaron además estudios superiores.
Un dato no menor, es que el 73% destacó que motiva el trabajo en estos espacios el interés. las moviliza el interés, el gusto y la posibilidad de alejarse de sus problemas personales (73%), y la consideración de estas tareas como su trabajo (36%).
Fuente de texto e imágen: UNCiencia
Imagen de portada: Pepe Mateos para Anfibia