Ecuador está atravesando una de sus mayores crisis sociales y políticas en años. Los movimientos indigenistas, en conjunto con organizaciones estudiantiles y de trabajadores, vienen llevando adelante jornadas de lucha tanto en la capital nacional como en diferentes regiones del país, a la espera de una solución a sus reclamos que durante días fueron desoídos por el gobierno. Por el contrario, Lasso sigue reafirmando el rumbo de sus políticas neoliberales, y respondió a las masivas movilizaciones con brutales represiones a través de la policía y las fuerzas militares.
Mientras tanto, en la Asamblea Nacional, Correa busca adeptos para lograr la destitución del actual presidente y resolver así este conflicto que está por entrar en su tercera semana.
Después de 13 días de masivas movilizaciones, con 5 víctimas fatales, 166 heridos y 123 detenciones, y con un parlamento que discute su continuidad, Guillermo Lasso aceptó dialogar con el movimiento indígena para intentar buscar un acuerdo que ponga un punto final al conflicto.
El inicio de las protestas
Si bien la disputa ideológica y política entre los movimientos sociales ecuatorianos y el actual gobierno no es nueva, y desde hace varios meses la CONAIE viene denunciando irregularidades con respecto a los precios de los combustibles, fue el último aumento decretado por Lasso el desencadenante del actual conflicto. La incesante suba que desde el 2020 se viene registrando en los surtidores fue encareciendo los precios del transporte, hecho que perjudica principalmente a los productores rurales del país. Por este motivo, el pasado domingo 12 de junio los movimientos indigenistas, en coordinación con otras organizaciones políticas y sociales, decidieron iniciar un paro por tiempo indeterminado, pidiendo menores costos en los combustibles para los campesinos.
Pero la contundencia del paro no tiene que ver sólo con este pedido. La realidad social, política y económica que vive el país andino fue incrementando las desigualdades perjudicando, principalmente, a los sectores más vulnerables. Por ello, los reclamos por la falta de empleo, un mayor control de precios a los productos agrícolas y un aumento de presupuesto para salud y educación, son parte de las reivindicaciones que movilizan a miles en todo el territorio ecuatoriano, uniendo campo y ciudad en una misma lucha.
Disputas en la calle y en la Asamblea Nacional
Las primeras grandes manifestaciones comenzaron a darse desde el lunes 13 de junio, encabezadas por el movimiento indigenista. Poco a poco, las protestas comenzaron a diversificarse en muchos puntos del país, con cortes de rutas y marchas hacia a capital nacional.
La respuesta del gobierno de Lasso a las primeras manifestaciones fue clara. Desoyendo todo tipo de pedido, sacó a las fuerzas policiales a la calle para reprimir las manifestaciones y detener a sus principales dirigentes. El martes 14, la policía apresó a Leónidas Iza, presidente de CONAIE, acusado de paralizar el transporte público. Lejos de amedrentar a los manifestantes, la lucha se recrudeció, y el gobierno se vio obligado a devolverle la libertad al líder indígena apenas un día después.
Sin encontrar una solución, la represión fue escalando progresivamente, ocasionando la primera víctima fatal el pasado lunes 20. A partir de allí, los reportes de heridos, detenidos y muertos no han parado de aumentar.
Poco a poco las protestas comenzaron a ampliarse en representatividad, sumándose estudiantes y trabajadores. Entre las protagonistas de la lucha se puede mencionar a las mujeres, quienes encabezaron varias movilizaciones, algunas de ellas fuertemente reprimidas, como la del jueves 23, donde miles avanzaron encolumnadas hacia la Asamblea Nacional para interrumpir su funcionamiento.
Movilizados por lo sucedido en las calles, la oposición política al gobierno de Lasso, donde el correismo es mayoritario, pidió el viernes a la Asamblea Nacional la desititución del actual presidente, a través de una solicitud firmada por 47 legisladores. Hoy domingo el parlamento sigue tratando este asunto.
Ante un conflicto que parece aumentar día a día los niveles de violencia, las organizaciones que encabezan las protestas pidieron «bajar las acciones represivas, derogar el estado de excepción y la desmilitarización» para poder sentarse a dialogar con el Gobierno. Esas condiciones fueron cedidas por el jefe de Estado recién ayer. Hoy, el presidente intentará negociar con la CONAIE para finalizar el conflicto que aún continúa en las calles ecuatorianas.
Con el objetivo de velar por la seguridad de la población y buscar una salida, arribó ayer a Ecuador la Misión Internacional de Solidaridad y DDHH, donde se pidió «que se respeten las zonas de paz» y que se otorguen las garantías para poder realizar la supervisión que fueron enviados a realizar.
Las voces del conflicto
Guillermo Lasso sigue firme en su decisión de no ceder ante los reclamos que se manifiestan en la calle, y denunció ser víctima de un intento de golpe de Estado encabezado por Leonidas Iza. Si bien se abrió la posibilidad del dialogo, acusa a las organizaciones de desestabilizadoras del orden social. Con respecto a las víctimas fatales, el pasado jueves el ministro del interior Patricio Carrillo, expresó públicamente que lamenta los “daños colaterales” sufridos en este conflicto, en relación a los muertos que dejó la represión de la policía y las fuerzas militares ecuatorianas.
Otra de las voces resonantes en Ecuador es la de Rafael Correa, ex presidente, quien manifestó que este conflicto es el resultado de las políticas neoliberales que desde un principio Lasso estuvo dispuesto a aplicar, llevando a los banqueros al poder, liberalizando el precio de los combustibles y de los alimentos, y minimizando la participación del Estado. Al mismo tiempo, no escatimó críticas para con la CONAIE, de quienes dijo no compartir sus métodos, y recordó viejos desacuerdos de los años en que estaba al mando del Estado.
Por su parte, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en relación al paro iniciado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas, advirtió que ve con «preocupación» la agudización del conflicto y “la ausencia de mecanismos de diálogo efectivos”: “La CIDH urge a que se realicen todos los esfuerzos necesarios para que se adelante un proceso de diálogo efectivo, inclusivo e intercultural, atendiendo las demandas de grupos que históricamente han estado en situación de vulnerabilidad y con pleno respeto a los derechos humanos”.
Quien también sumó su opinión fue Luis Almagro, secretario general Organización de Estados Americanos (OEA), señalado por su participación en el golpe de Estado a Evo Morales en 2019, quien el pasado miércoles pidió por el diálogo en Ecuador señalando con preocupación los “discursos golpistas” contra el presidente Guillermo Lasso.
Algunos líderes políticos latinoamericanos manifestaron su preocupación por lo que viene sucediendo en Ecuador. Entre ellos se puede mencionar al ex Presidente de Bolivia, Evo Morales, quien destacó que “ninguna política neoliberal puede ser más valiosa que las vidas humanas. Los pueblos indígenas somos de la cultura de la paz. No se puede responder con represión a protestas sociales que piden atención”
De esta manera Ecuador busca, en las próximas horas, una solución a un conflicto desencadenado por la suba del combustible, pero con raíces mucho más profundas que involucra la agudización de las desigualdades, en un país de recurrente inestabilidades políticas.
Foto de portada: APP