El 30 de julio de 1971, 38 presas políticas -casi todas militantes del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros- se fugaron de una cárcel ubicada en pleno centro de Montevideo, Uruguay. Se escaparon a través de la red de cloacas, por donde habían excavado 40 metros de túnel de 1,20 m de alto por 80 cm de ancho. Caminaron por la tierra, el agua y las heces hasta encontrar la libertad. Conocida como “Operación Estrella”, se trata de la fuga de mujeres más grande de la historia, aunque prácticamente quedó en el olvido.
La segunda temporada de Fugas, un podcast original de Anfibia Podcast, rescata la historia y le dedica el episodio “38 Luciérnagas”. El capítulo cuenta con las voces de tres de sus protagonistas: Graciela Jorge, María Elia Topolansky y Lía Maciel, con la narración de Sebastián Ortega y la dirección de Tomás Pérez Vizzón.
El próximo miércoles 23 de noviembre, Anfibia Podcast y Radio Eterogenia presentarán una experiencia sonora inmersiva en el Centro Cultural España Córdoba. A través de un recorrido con auriculares bluetooth, narración en vivo y escenarios visuales envolventes podremos disfrutar de este episodio, en la voz de sus protagonistas. La actividad, gratuita por orden de llegada, se realizará a las 19 y a las 20 hs.
En la previa, conversamos con Tomás Pérez Vizzón, director de Anfibia Podcast.
¿Cómo surge y en qué consiste la experiencia sonora inmersiva de Fugas?
La idea es cambiar de la escucha individual del usuario que suele darse en el podcast, para llevarlo hacia lo colectivo, que haya una experiencia de escuchar junto con otra gente, donde suceden otras cosas. Y esto, en un entorno preparado especialmente con visuales, con auriculares, con colores, genera un clima muy interesante, junto con la narración en vivo, que juega un poco con las pistas y va contando la historia. Lo que termina sucediendo es algo bastante nuevo. Hay una experiencia de estar haciendo algo que no se hizo algo, compartiendo y disfrutando un momento, metiéndote de lleno en una historia como las que contamos en Fugas.
¿Cuáles fueron los desafíos a la hora de trasladar un episodio de un podcast a un formato presencial e inmersivo?
El principal desafío tiene que ver con qué hacer con las visuales. Cuando trabajamos en podcasts, con audio, estamos todo el tiempo pensando en sonido. La narrativa más importante es el sonido y es la que guía o la que manda en toda la historia. Cuando empezamos a incorporar visuales, la pregunta era cuánto le competían a ese relato. La idea es que las visuales te «metan» en un entorno, jueguen con lo que estás escuchando, pero que de ninguna manera sean protagonistas. Porque si pasa lo contrario, se convierte en un documental audiovisual. Nosotros seguimos con la idea de la experiencia sonora. Las visuales están, pero podrían no estar. De hecho, las personas podrían no ver nada y solo escuchar y creemos que así la experiencia se disfrutaría de la misma manera.
Otros desafíos tienen que ver con la cuestión más tecnológica, sobre todo cuando pensamos en sacar el podcast a otros lados, hacerlo girar, viajar por distintas provincias, porque ahí dependemos de las instalaciones que haya en cada lugar. Esta idea de la experiencia inmersiva, sobre todo con lo visual, a veces es un desafío ver cómo lo reproducimos en distintos espacios y que tenga el mismo efecto.
¿Por qué eligieron el episodio 38 Luciérnagas para presentarlo en este formato?
Creemos que es uno de los episodios que más toca la fibra emotiva, la fibra emocional, porque es un caso no conocido. De hecho, fue ocultado por los mismos protagonistas de las agrupaciones tupamaras en Uruguay, por los hombres, para que la fuga famosa fuera la de ellos y no la de las mujeres. Nos parece que hay un rescate muy interesante para hacer. Y además es una historia que tiene todo.