Hacia finales de mayo de 1969 se dio en la ciudad de Córdoba uno de los levantamientos populares más significativos de nuestra historia. Obreros y estudiantes, con el apoyo de amplios sectores sociales, encabezaron una masiva protesta contra las políticas de ajuste y represión que la dictadura de Onganía aplicaba con suma dureza. Estos hechos transformaron de manera definitiva las luchas sociales en nuestro país.
Durante la mañana del 29, decenas de columnas de manifestantes encaminadas hacia el centro de la ciudad fueron enfrentando la feroz represión de las fuerzas de seguridad, obligando al repliegue de la policía que no lograba controlar la insurrección. Hacia la tarde, el negro humo de las barricadas, que lentamente fue cubriendo el cielo sobre la capital provincial, le dio la certeza al combativo pueblo cordobés de que la ciudad le pertenecía.
Eran tiempos convulsos en América Latina. No había país que no tuviese una expresión popular que decidiera enfrentar al poder dominante a través de las guerrillas o las insurrecciones, siguiendo el ejemplo de la reciente Revolución Cubana. En Argentina, hacia finales de los 60, el sindicalismo combativo crecía en algunos de los principales gremios. En Córdoba, ganaron gran notoriedad las figuras de Agustín Tosco (Secretario General de Luz y Fuerza) y Atilio López (Unión Tranviarios Automotor), quienes unieron fuerzas con Elpidio Torres (Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor), con quien no tenían la misma mirada sobre la política sindical, y así encabezaron las protestas que derivaron en el histórico Cordobazo.
Los principales gremios cordobeses, esquivando las divisiones existentes entre “dialoguistas” y “combativos”, unificaron sus posturas para enfrentar la eliminación del “sábado inglés” dispuesta por Onganía. Esa unidad desencadena en Córdoba una serie de huelgas y protestas, entre las que se encuentra el paro activo firmado por los principales dirigentes gremiales para el 29 de mayo.
¿Qué quedó de aquella Córdoba combativa que puso en jaque a la dictadura de Onganía?
A 53 años de aquellos eventos, no sólo el contexto histórico ha cambiado. Argentina vivió, desde esos años, un crecimiento continuo de la represión y la persecución, cuyo desenlace fue la sangrienta dictadura de 1976. El objetivo de las clases dominantes era claro: desarticular todo tipo de organización social que cuestionara las desigualdades y expresara la necesidad de una realidad más igualitaria.
Lejos de la combatividad de aquellos años, hoy las calles de Córdoba siguen siendo escenarios de disputas políticas. Los masivos movimientos sociales que recurrentemente salen a las calles por Pan, Techo y Trabajo, las nuevas generaciones de trabajadores, los movimientos ambientalistas en lucha por la preservación del bosque nativo y las multitudinarias marchas del #8M y del 24 de Marzo, dan muestra de que aún hoy, en el pueblo cordobés, habita la necesidad urgente de transformar la realidad.